Para la siguiente escala de nuestro viaje, vamos a seguir los pasos de Turner, que viajó por Italia visitando ciudades como Roma y Venecia. Fue en esta última donde quedó fascinado por los juegos de luz en el agua de los canales, llevándole a producir más de 300 óleos y acuarelas sobre Venecia.

Tadzio

Björn Andrésen como Tadzio (www.soniafides.com)

Y es Venecia donde transcurre una de las joyas de la literatura europea: “La muerte en Venecia” de Thomas Mann. El escritor alemán que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1929 es conocido sobre todo por sus obras “Los Bunderbrock” o “La Montaña Mágica”, aunque la novela corta “La muerte en Venecia” es claramente una de sus obras maestras.

La Muerte en Venecia

La historia tiene elementos autobiográficos, ya que el propio Mann estuvo veraneando en Venecia en el año 1911, alojado en un hotel de la playa del Lido, el mismo en el que el protagonista de la historia, Gustav von Aschenbasch (cuyo nombre de pila escogió el autor en homenaje al compositor Gustav Mahler) visita en sus vacaciones. Y es allí, en esa Venecia de principios de siglo, de espíritu decadente y belleza cosmopolita, donde Aschenbasch quedará fascinado por un joven adolescente polaco, Tadzio, cuya conmovedora belleza le llevará hasta su trágico final.

Es cierto que Thomas Mann, que se casó y fundó una familia, tuvo también relaciones homosexuales. Pero la novela, desde mi punto de vista, es mucho más que una historia de amor o el relato de una atracción erótica. Tiene que ver en realidad por la fascinación por la belleza, en este caso representada por la juventud idealizada desde la mirada de un hombre mayor. Tiene que ver con esa intensa emoción que sentimos ante la belleza de un ser o un objeto, más deseable cuanto más inalcanzable. Es Tadzio para Aschenbach, o Antínoo para Adriano. O incluso Florencia para Stendhal.

Fue Luchino Visconti quien en 1971 llevó la novela de Mann al cine, una de las mejores adaptaciones a la gran pantalla de una obra literaria. Visconti recrea a la perfección los personajes y ambientes del relato del escritor alemán, pero añade una serie de flashbacks que en realidad no tienen que ver con la biografía de Thomas Mann, sino con la del compositor Gustav Mahler, retomando la figura del personaje admirado por el propio Mann.

Muerte en Venecia

Fotograma de la película (foto: París LA)