Hablando de vieneses ilustres, nos toca hacer otra parada literaria. Stefan Zweig (1881-1942) no recibió el premio nobel como Mann, pero ocupa desde luego un importante lugar en la historia de la literatura. Conocido como novelista, pero también como biógrafo y ensayista, fue además un ferviente opositor al régimen nazi. Esto le llevó a su terrible y conmovedor final. Exiliado en Brasil, en el año 1942 vio la amenaza real de la victoria nazi y previendo un mundo ocupado por la terrible ideología, decidió suicidarse junto con su esposa.
Qué mejor homenaje que leer algunas de sus obras. Entre ellas, biografías como las de las reinas María Estuardo o María Antonieta. O «Momentos estelares de la humanidad» que recoge catorce acontecimientos de la historia mundial que el autor consideraba especialmente relevantes. O mejor todavía: comencemos por una novela corta, aparentemente sencilla, pero que es en realidad un desgarrador relato sobre el más incondicional de los amores: «Carta de una desconocida».
Una mujer a punto de morir plasma en una larga carta la esencia de su vida: el incondicional amor que ha sentido por el vecino de su infancia y que ha sido el leitmotiv de toda su trayectoria. Para algunos, una malsana obsesión en la que, en cambio, otros vemos la esencia del romanticismo. ¿Podría ser la misma fascinación que sentía Aschenbach por Tadzio? Tal vez. Pero en cualquier caso es un proceso de idealización absoluto que atribuye al objeto amado la máxima de las perfecciones. Pero ella no sufre por ese amor, lo acepta como parte de su esencia, su vida no podría entenderse de cualquier otra manera.
La novela fue llevada al cine por Max Ophüls en 1922. Joan Fontaine, insulsa en algunos de sus papeles, refleja perfectamente en este caso la entrega de la protagonista. Él, frívolo y distante, está encarnado por Louis Jourdan. La mirada iluminada que tiene la actriz en este fotograma no necesita más explicación…
Fotograma de «Carta de una desconocida» (foto: RTVE)
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