Recuerda. Alfred HItchcockLa semana pasada hablábamos de Alfred Hitchcock. Y mi película preferida de este director es «Recuerda», del año 1945. Es muy posible que esta elección no tenga tanto que ver con la película en sí misma, independiente del valor que se le atribuye, sino con lo mucho que me impresionó cuando la vi, siendo una niña, principalmente por todo lo que tenía que ver con la parte onírica de la película. «Recuerda«, titulada en su versión original «Spellbound», está protagonizada por Ingrid Bergman y Gregory Peck y es la primera película que habla específicamente del psicoanálisis.

«Recuerda»

Los personajes de Bergman y Peck se conocen en una clínica psiquiátrica, siendo ambos doctores (o al menos eso creemos en un primer momento). Rápidamente se enamoran pero la relación que inician choca con el extraño comportamiento que Peck demuestra ante ciertas situaciones. La terapia de psicoanálisis a la que le somete su enamorada será lo que le permita enterrar los fantasmas del pasado y contarnos al espectador cuál es su secreto.

Ingrid Bergamn se enamora de Gregory Peck desde el primer momento. Pero no es consciente de ello hasta poco tiempo después. Y hay en la película una escena maravillosa en la que Bergman es consciente por primera vez de esos sentimientos. Los dos protagonistas se miran, se acercan y, finalmente, se dan el primer beso. Hitchcok introduce en este escena lo que para mí es una genialidad: vemos un plano en el que una serie de cuatro puertas blancas se van, sucesivamente, abriendo. Qué mejor metáfora de lo que está sintiendo en ese momento Ingrid Bergman: la seria y responsable doctora se encuentra, de pronto, desnuda ante lo emocional. Y todas las rígidas puertas que hasta entonces habían tenido sus emociones bajo control se abren de par en par.

Otra escena que me gustaría destacar es la más inquietante de la película: el momento en el que Gregory Peck tiene un sueño que va a contribuir a desvelar el resultado de la trama. Hitchcock encargó la decoración de esta escena al pintor Salvador Dalí que realizó un decorado en el que reconocemos algunos de los elementos simbólicos más emblemáticos de su obra. El director británico tenía claro que quería romper con la tradición de los sueños en el cine, habitualmente brumosos y confusos, y contrató al pintor catalán para conseguir un sueño muy visual con rasgos agudos y claros. En la entrevista que le realizó Truffaut en relación con este película, Hitchcok ennumera lo que estaba buscando: «las largas sombras, el infinito de las distancias, las líneas que convergen en la perspectiva, los rostros sin forma…». Un acierto más de la película: esta impactante imagen que nos queda en la retina, nunca mejor dicho.
Escena onírica de Salvador Dalí

Escena onírica de Salvador Dalí (foto: cinescopia.com)

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