Después de haber dedicado un día a la playa y el mar en Capbreton, hagamos un poco de turismo cultural por el Departamento francés de las Landas. Nos encaminamos al pueblo de Brassempouy, que a pesar de su pequeño tamaño se ha hecho famoso en la Prehistoria europea gracias al descubrimiento de la estatuilla que conocemos como la Dama de Brassempouy.

La Dama de Brassempouy

La Dama de Brassempouy
La Dama de Brassempouy
(foto: Museo Nacional
de Arqueología de Francia)

La Dama de Brassempouy, también llamada la Dama de la Capucha, es una pequeña cabecita tallada en marfil de mamut y datada en el Paleolítico Superior, concretamente en la época Gravetiense, hace unos 23.000 años. Es una de las joyas del arte mueble paleolítico, por la enorme calidad de su talla, su encanto y expresividad, y, sobre todo, por su excepcionalidad, ya que en las figuras femeninas de esta época prácticamente nunca aparece representada la cara en detalle. De hecho se considera la representación más antigua de un rostro de toda la humanidad. Aunque la boca no aparece detallada, podemos observar la línea de los ojos y las cejas y la nariz, y un elaborado tocado que probablemente corresponda con alguna capucha de cuero ornamentado. Es al mismo tiempo primitiva y de una contemporaneidad asombrosa.

Esta joya del arte prehistórico, que es casi una miniatura -no alcanza los 4 centímetros de alto-, fue descubierta a finales del s. XIX por Édouard Piette, arqueólogo aficionado que excavó varias cuevas de la región, entre las que se encontraba Brassempouy. Donó su colección de objetos en 1904 al Museo Nacional de Arqueología de Francia donde todavía hoy puede contemplarse. No es la única procedente de este yacimiento, ya que se encontraron un total de nueve estatuillas, siendo la más célebre nuestra protagonista de hoy.

La Maison de la Dame y el Parque Arqueológico de Brassempouy

Así que la visita que hoy os recomiendo, al pueblo y parque arqueológico de Brassempouy y al museo “La Maison de la Dame”, paradójicamente, no os permitirá conocer sino una reproducción de la famosa cabecita. Sin embargo, el parque ofrece otros elementos interés: una pequeña colección arqueológica, en parte formada por réplicas de las estatuillas originales, pero, sobre todo, una serie de actividades y talleres en los que el visitante experimenta en primera persona las acciones cotidianas más características del Paleolítico. Emularemos a los grandes cazadores de la Prehistoria lanzando con propulsor, haciendo fuego con métodos rudimentarios o tallando sílex, prácticas bien conocidas gracias a la Arqueología experimental.