La vida del cineasta francés Georges Méliès fue llevada a la gran pantalla por otro gran cineasta: Martin Scorsese. Aunque el verdadero protagonista de la película no es él, sino un niño, esta maravillosa fábula nos desvela algunos de los secretos de Méliès.

La invención de Hugo

La invención de Hugo

“La invención de Hugo” (2011) es una de las películas más originales de Martin Scorsese, que nos tiene habituados a géneros totalmente distintos. En esta ocasión, Scorsese nos narra las desventuras de un niño huérfano, el Hugo que da título a la película, interpretado por Asa Butterfield. Hugo queda fascinado por un antiguo autómata que su padre estaba intentando reparar andes de morir trágicamente. La reparación del mecanismo es un viaje iniciático para el niño que, de esta forma, también rinde homenaje a la memoria de su padre. La búsqueda de las piezas que faltan le conducirá hasta la figura de un anciano que regenta una tienda de juguetes en una estación de tren de París, donde habita el pequeño. A la par que se nos irá desvelando el origen del autómata, iremos conociendo más sobre el anciano, magníficamente interpretado por Ben Kingsley, que no es otro que el famoso George Méliès.

A partir de este dato, la película se convierte en un auténtico homenaje a Méliès y el origen del cine, con unas bellísimas recreaciones de lo que fueron sus estudios cinematográficos en París y el rodaje de sus primera películas, entre las que “Viaje a la Luna” adquiere especial protagonismo. Los hechos que se nos muestran son verídicos, tal y como lo es el final del cineasta como humilde vendedor en la estación de Montparnasse, tras llegar a la ruina. Afortunadamente, fue rescatado del olvido al final de su vida, recibiendo en 1931 la Medalla de la Legión de honor por su trayectoria.

La invención de Hugo

 

Scorsese va tejiendo una historia llena de misterio y magia, con una fotografía ensoñadora y una dirección artística que recrea la época de una forma colorista y muy cuidada, con personajes secundarios cuyas vidas se cruzan en la estación y creando, finalmente, un entrañable repaso al origen del cine a través de la figura de Méliès. ¡Muy recomendable!