Einer Wegener (o Lili Elbe) y Gerda Wegener tuvieron una relación de auténtico amor. Y amor es el apellido del autor del libro que protagoniza hoy nuestro blog: “El año sin verano” de Carlos del Amor. Sí, es cierto, esta vez el vínculo entre mi anterior post y este que nos ocupa es un poco forzado, pero este libro llegó a mis manos a través de un peculiar envío, que relato al final, y quería dedicarle una entrada, al poco tiempo de habérmelo leído. Allá vamos.

“El año sin verano” de Carlos del Amor

La novela transcurre durante un verano confuso y doloroso en el que el protagonista tiene que enfrentarse a la muerte de su padre, la construcción de su segunda novela y la llegada de su primer hijo. En un Madrid desierto por la desbandada de agosto, nuestro personaje, sólo en su edificio, se encuentra casualmente con el juego de llaves de la portera que le da acceso a las viviendas de todos sus vecinos. Cualquier cosa es mejor que enfrentarse al dolor de su duelo o al terror de una página en blanco, así que comienza a adentrarse a escondidas en los hogares de esos vecinos. Sabe tan poco de ellos que es fácil imaginarles una vida entera a partir de los objetos cotidianos de sus casas. En un viaje continuo entre el presente de ese verano insólito y los flashbacks que nos van reconstruyendo a esos personajes fantasmas que habitan en casas fantasma, el libro va entretejiendo las historias de los habitantes de ese edificio, cruzando sus vidas, elaborando historias de amor y desamor y hasta una trama policiaca.

El libro en cierto sentido es metaliteratura ya que va mezclando las vivencias en voz del protagonista-escritor con la propia novela que supuestamente elabora según recrea las vidas de sus personajes. Pero ¿qué es cierto, qué es inventado? ¿Sufrió realmente Carlos del Amor un cambio de rumbo en la construcción de su segunda novela? ¿Recreó con ciertos visos de realidad las biografías de sus vecinos o todo es ficción, como presuntamente una novela es? ¿Fue capaz realmente de acceder subrepticiamente a esas casas sometidas a la penumbra de las vacaciones? Todos estos interrogantes que no vamos a resolver construyen para mí lo más interesante de la novela: ese vaivén entre ficción y realidad por el que es tan interesante moverse.

Carlos del Amor (1974) es conocido como periodista cultural en televisión y radio. Su primera incursión en el mundo de la literatura vino de la mano de “La vida a veces“, publicado en 2013, que fue muy bien acogido tanto por la crítica como por los lectores. “El año sin verano” es su segunda publicación.

 

 

 

 

 

La espiral de los libros viajeros

Hace algunas semanas empezó a circular por Facebook una cadena piramidal en la que, en vez de enviarse postales, lo que se ponía en movimiento eran libros. Compartiendo la información en tu muro de Facebook, se activaba un listado de envíos, de tal forma que mandabas uno de tus libros favoritos a un desconocido o desconocida que te precedía en la lista, aquellos de tus seguidores que quisieran participar lo enviaban a la persona a la que tú habías seguido y los seguidores de tus seguidores te lo enviaban a ti. Si la estructura piramidal funciona y consigues que la cadena no se rompa, tras enviar un libro, te pueden llegar a ti muchos más. Lo interesante del experimento no es conseguir libros gratis; sinceramente eso es lo de menos. Lo realmente bonito es escoger un libro que te enamore para alguien a quien no conoces. Y abrir un día el buzón de tu casa y encontrar el mejor de los regalos en tu buzón: un libro. Un libro, un remitente, una historia para contar. Así llegó “El año sin verano” a mis manos.

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