Para aquellos que estáis familiarizados con la historia o el arte, el contenido de este post os parecerá innecesario. Pero he trabajado muchos años en un museo romano y doy clases de Arte y Arqueología y, creedme, confundir el arte romano con el románico es algo que está a la orden del día. Así que, aprovechando que el último post nos paseábamos por la basílica románica de San Ambrosio de Milán, vamos a explicar estos dos conceptos: ¿qué diferencia hay entre el arte romano y el arte románico?

Arte romano y arte románico

Romano y románico son dos conceptos o clasificaciones de la Historia del Arte que no son en absoluto sinónimos. De hecho se desarrollaron en dos momentos completamente distintos de la historia y, aunque comparten ciertos rasgos de estilo, en términos generales poco tienen que ver el uno con el otro.

Templo romano de la Maison Carré (Nîmes) (foto: Wikipedia)

El arte romano es aquel que se produjo durante la Antigua Roma, es decir, desde la legendaria fundación de la ciudad, en el 753 a. C., hasta la caída de la parte occidental del Imperio, en el 476 d. C. Fijaros que se desarrolla durante más de un milenio, contando por tanto con una evolución interna y distintas etapas. Pero en términos generales se caracteriza por un desarrollo artístico excelente, sobre todo en época imperial, y con la realización de auténticas obras maestras en el campo de la arquitectura, la pintura y la escultura. El arte romano tiene como referencia al hombre, principal protagonista del arte. Alcanza la excelencia en el retrato escultórico, en la pintura al fresco o en los grandes templos y obras de ingeniería. Los temas mitológicos son los predominantes en muchas de las obras, aunque también hay una importante representación del poder imperial. Respecto a su ubicación geográfica, no se circunscribe a Roma o a la Península Itálica, sino que engloba cualquier territorio que estuviera integrado en el Imperio.


 

 

 

 

San Martín de Frómista (foto: José Antonio Uhalte)

Por su parte, el arte románico se encuadra en el periodo medieval, siglos después de que el poder unificado de Roma se hubiera desintegrado. Concretamente, se desarrolló durante los siglos XI, XII y XIII, principalmente en los países del sudoeste de Europa, esto es, España, Francia e Italia, aunque también apareció en otros lugares.

¿Y de dónde proviene la etimología de la palabra? El término románico se acuñó en 1818, cuando el historiador y arqueólogo Charles de Gerville lo propuso para definir e identificar el arte medieval, desde la caída del mundo romano hasta el gótico -a pesar de que luego pasó a aplicarse exclusivamente en la última etapa anterior al gótico. Gerville se basó en ciertas similitudes entre la arquitectura romana y la románica, principalmente el uso del arco de medio punto, que es el que tiene forma semicircular.

También en el uso del término “lenguas romances” para aquellas derivadas del latín. Finalmente, el concepto se impuso en la Historia del Arte, creando cierta confusión que es todavía más flagrante en otras lenguas. Así por ejemplo, en francés el arte romano es “art romain” y el románico “art roman”, ¡con sólo una letra de diferencia y una sutil distinción en la pronunciación!

En cualquier caso, el arte románico, por mucho que compartiera ciertos elementos con el arte romano, en esencia era radicalmente distinto. Si el mundo romano era antropocéntrico, siendo lo más importante el ser humano, el arte románico se desarrolla con exclusividad en torno a la religión, siendo, por tanto, teocéntrico. Los valores estéticos y de búsqueda de la belleza del arte clásico desaparecen y lo prioritario es transmitir un mensaje a los fieles cristianos. De ahí que, sobre todo cuando hablamos de escultura, sea un arte primitivo, poco naturalista y realista, torpe incluso, aunque de una expresividad asombrosa.

No os pido que elijáis entre uno y otro, ya que tanto el arte romano como el románico son auténticas maravillas de la creación humana, pero por lo menos, a partir de ahora, ¿a que no tendréis problemas en distinguirlos?