Uno de los muchos motivos por los que un viaje a Serbia es recomendable es disfrutar de su música tradicional, la música balcánica. Y no hay mejor experiencia para vivirla de primera mano que acudir al Festival Internacional de Trompeta de Guča.

El Festival Internacional de Trompeta de Guča

Festivales de música los hay de todo tipo y repartidos por todo el mundo: de música clásica, de jazz, de rock, de country y así podríamos seguir con cualquier estilo musical que podamos recordar. Algunos son pausados, en recintos cerrados; otros al aire libre, en estadios embarrados y llenos de fiesta y baile. Pero pocos conseguirán agitar tanto los sentidos y las entrañas como lo hacen las trompetas y percusión protagonistas de este festival serbio.

El Festival de Guča, que se celebra desde el año 1961, es una competición anual en la que toman parte bandas de viento metal-las llamadas trubači– interpretando música balcánica tradicional. Tras las pruebas de eliminación que tienen lugar a lo largo del año, una veintena de bandas llegan a la final que tiene lugar cada mes de agosto. Uno de los momentos más emblemáticos del festival es el desfile en el que cada trubači se engalana con sus trajes tradicionales, y pasea por el pueblo enarbolando su estandarte y presentando su música al público.

Festival de Guca

Festival de Guca (foto: María José Noain)

Música a todas horas

Un pueblecito de tan sólo 2.000 habitantes se transforma en un concurrido lugar donde llegan a coincidir hasta 600.000 personas, alojadas en casas privadas de la localidad, campings, caravanas o cualquier parterre de tierra susceptible de ser ocupado. Los conciertos, gratuitos, tienen lugar en el campo de fútbol municipal, un gran estadio con gradas de cemento que acoge tanto a las bandas participantes como a los artistas invitados que dan conciertos fuera de la competición.

Pero Guča es infinitamente más que un festival de música: es una concentración de efervescencia humana que participa de la fiesta sin tregua durante las 24 horas que tiene el día, una continua exaltación de la música balcánica, un resonar en las tripas de las trompetas y la percusión. Los puestos callejeros con venta de música y bebida ocupan cada resquicio del pueblo. Se puede consumir comida tradicional en cualquier momento, básicamente carne (cordero, cochinillo, carne de vaca…) y una especie de chucrut que se cuece en grandes ollas cerámicas esparciendo su “delicioso” olor.

Festiaval de Guca

Festival de Guca (foto: María José Noain)

Las bandas no oficiales de Guča interpretan un repertorio de no más de cinco canciones, entre las que continuamente puede reconocerse Ederlezi o Kalashnikov, ambas popularizadas por el gran Goran Bregovic, frecuente visitante del festival. No tienen la calidad musical ni la destreza técnica de las bandas oficiales -que, por cierto, podrán a llegar a ser realmente famosas en el país si se hacen con el galardón- pero son en gran parte el auténtico espíritu del festival.

Es también indiscutible la visión antropológica del festival, hasta el punto de que el Museo Nacional de Antropología de Madrid le dedicó una exposición temporal bajo el título de “Balkaneros“, título, además, de una popular canción de Goran Bregovic. En el contenido de esta exposición, el museo definía a la perfección la esencia de la música balcánica, importante símbolo de la identidad serbia: “en esta música se puede rastrear la esencia mediterránea, la aportación de las bandas musicales gitanas, la tradición eslava y la herencia oriental tras la dominación turca”.