Veíamos en el último post cómo la humanidad ha tenido, desde tiempos inmemoriales, la inquietud de representar gráficamente su entorno geográfico. Los mapas antiguos intentaban que esta representación fuera lo más fidedigna posible ya que el objetivo habitual de los mapas era servir como una herramienta para identificar lugares concretos del entorno. ¿Pero existieron mapas cuyo objetivo fuera más allá de una recreación realista e identificable de paisajes, rutas o ciudades?

La cartografía artística y la cartografía emocional

Llamamos cartografía artística a aquellos mapas que incorporan elementos gráficos que van más allá de la representación geográfica o topográfica: desde monstruos amenazantes ocupando los confines del océano hasta personajes exóticos asociados a lugares desconocidos, pasando por símbolos religiosos, elaboradas cartelas o la atribución antropomorfa a ciertos elementos de la naturaleza.

Mapa de México

Mapa de 1609 de México, con cartela ilustrada, embarcación y animal marino. Foto: Pinterest.

Pero, ¿y si, más allá de los detalles artísticos que apelan a lo imaginado y a lo creativo, un mapa tuviera como intención recoger las emociones que asociamos con el paisaje? Partiendo de esta premisa, nació el proyecto “Cartografía emocional del Bidasoa“, auspiciado por la Beca Ribera del Ayuntamiento de Irun y con Bitamine Faktoria como compañeros de viaje.

El punto de partida se sitúa en una investigación antropológica: a partir de encuestas y de entrevistas grupales a distintos habitantes del Bidasoa, hemos ido rescatando los recuerdos de infancia, imágenes del pasado, oficios desaparecidos, juegos, olores, acontecimientos históricos, trágicos o felices. Pero no sólo se registraron datos del pasado, sino también proyectos de futuro: una imagen ideal de lo que a la ciudadanía bidasotarra les gustaría que fuera el río y su entorno.

Irun y puente sobre el Bidasoa, grabado del s. XIX.

Irun y puente sobre el Bidasoa, grabado del s. XIX.

Los resultados, más allá de su interpretación histórico y antropológica, se van a plasmar en un mapa del Bidasoa, en el que, en vez de representar de manera fidedigna el espacio natural y antrópico, se van a dibujar y diseñar, siguiendo la línea de la cartografia artística, aquellos elementos destacados de las encuestas. En definitiva, una forma gráfica de plasmar la memoria histórica y emocional de este río que, a pesar de su pequeño tamaño, cuenta con una historia llena de acontecimientos destacables y un papel fronterizo que le ha dotado de una personalidad verdaderamente excepcional.

¿Eres del País del Bidasoa, como diría Pío Baroja? Cuéntanos tus recuerdos…