Que el pintor flamenco Hyeronimus Bosch (1450-1516), conocido en nuestro país como El Bosco, es uno de los artistas más personales y, al mismo tiempo, más estrambóticos de la historia del arte, creo que es algo en lo que la mayoría estaríamos de acuerdo. Sus cuadros están poblados de seres inverosímiles e inquietantes paisajes. Pero dentro de ese inabarcable inventario de seres híbridos, monstruos, símbolos y edificios imposibles, hay un cuadro que esconde un secreto. ¿Queréis saber de qué se trata?

El Bosco y “Las Meditaciones de San Juan Bautista”

Las Meditaciones de San Juan Bautista

 “Las Meditaciones de San Juan Bautista”, El Bosco (foto: Ministerio de Cultura)

La mayoría de los cuadros de El Bosco son de temática religiosa y, muchos de ellos, tienen una intención moralizante, ya que advierten de los peligros del pecado y de las terribles consecuencias que padeceremos en el infierno si sucumbimos a estos. “Las Meditaciones de San Juan Bautista” es un pequeño cuadro, pintado al temple sobre tabla, alrededor de 1495. Hoy en día lo podemos contemplar en el Museo Lázaro Galdiano, y tal como explican en el propio museo, “representa a San Juan Bautista meditando en soledad en plena naturaleza”. Frente a ciertos elementos convencionales de la naturaleza, como los árboles o la presencia de un cordero, animal muy relacionado con el santo, vemos extrañas formaciones geológicas, y especies animales y vegetales fruto de la imaginación del artista.

Pero, ¿cuál es el más extraño de todos los elementos? ¿Hay algún aspecto de la composición que os llame especialmente la atención? ¿No os parece que la masa vegetal que aparece delante del santo rompe totalmente la composición? El protagonista es San Juan, por tanto, ¿qué necesidadde añadir ese extraño elemento vegetal con ese fruto gigante?

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La explicación vino de la mano de una reflectografía infrarroja -algo similar a una radiografía, para entendernos- que se aplicó a la tabla: bajo la planta se ocultaba la figura de un personaje en actitud orante que, en un momento dado, El Bosco decidió ocultar. La tarea no era cosa fácil y lo mejor que se le ocurrió es plantar un curioso arbusto que tapara su presencia. Podéis encontrar una descripción del todo el proceso en este interesante enlace.

Se ha especulado con el motivo que le llevó a hacerlo. Casi con total seguridad el personaje oculto sería el donante, es decir, el encargante de la obra que a cambio de financiar su ejecución pidiera aparecer en el cuadro. Pero, ¿qué pasó? Tal vez el donante no pagó lo acordado y el pintor decidió eliminarle. O tal vez, en un momento dado, el donante falleció, el cuadro retornó a las manos de El Bosco -o nunca llegó a salir de su estudio- y este decidió quitarlo de en medio para poder dar salida a su obra. Cosa normal, porque ¿colgarías en vuestra casa el retrato de un desconocido?

Y si tenéis otras hipótesis, encantada de leerlas…