Hoy propongo la lectura de un libro, aunque usaremos la literatura para hablar de pintura, para hablar de arte. Ubicar el contexto personal de un artista nos ayuda a entender su obra. Y si este contexto viene dado por alguien tan cercano como su propio hijo nos ofrece, además, un testimonio de primera mano enormemente enriquecedor. Es el caso de “La casa de los pintores” de Rodrigo Muñoz Avia.

La casa de los pintores: Amalia Avia y Lucio Muñoz

163_Casa_pintoresSoy hija de pintores. Y si alguna vez me planteara escribir la biografía de mis padres e intentar transmitir el valor de su obra, me gustaría ser capaz de hacerlo como lo ha hecho Rodrigo Muñoz Avia, hijo de estos dos grandes artistas. En “La casa de los pintores“, editado por Alfaguara, Rodrigo presenta un relato autobiográfico en el que, de forma cercana y con una fluida prosa, nos va presentando a Amalia Avia y Lucio Muñoz, aunando de forma impecable lo más destacado de sus trayectorias artísticas con sus viviencias personales, y su dimensión como matrimonio y como padres.

Amalia Avia (1930-2011) fue una pintora figurativa, fundamental en la historia del arte contemporáneo español, en el que pocas mujeres tuvieron la oportunidad de demostrar su talento y hacerse con un lugar en la pintura profesional. Licenciada en Bellas Artes por la Escuela de San Fernando, cultivó una pintura figurativa en la que los protagonistas eran rincones de la ciudad, fachadas de tiendas en estado de abandono, prosaicos paisajes urbanos de colores apagados.

 

 

 

 

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Cuadro de Amalia Avia (foto: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)

Por su parte, Lucio Muñoz (1929-1998) es considerado como uno de los máximos exponentes del arte abstracto español de la segunda mitad del s. XX, vinculado al expresionismo abstracto y al informalismo. Aunque también utilizaba materiales tradicionales, a los que fue añadiendo otros como el papel o el cartón, el material más empleado fue la madera, que a veces somete a raspados o quemados, tal y como narra su hijo Rodrigo.

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“Desde Praga”, Lucio Muñoz (foto: Museo Reina Sofía)

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“La ciudad inacabada”, Mural de la Asamblea de Madrid, Lucio Muñoz (foto: Codart)

Una de sus obras más ambiciosas de Muñoz fue el espectacular retablo de la guipuzcoana Basílica de Aranzazu, aunque os propongo dejar este tema para el próximo post. En la misma categoría de propuestas de grandes dimensiones, tenemos el Mural de la Asamblea de Madrid, titulado “La ciudad inacabada“, en el que trabajó incansablemente hasta su fallecimiento, sin poder llegar a ver la obra colocada en su sitio. Son también mis dos obras favoritas, especialmetne esta última, de gran fuerza y que, al mismo tiempo, me recuerda algunas de las obras más delicadas de Paul Klee.

El libro está lleno de anécdotas familiares y personales, pero es al mismo tiempo un testimonio fundamental para entener la obra de estos dos artistas y el contexto cultural de la España en la que vivieron. A través de sus páginas, desfilan los protagonistas de las vanguardias españolas de la época franquista que a tantos años luz estaba de los movimientos europeos, no por falta de talento, evidentemente, sino por el aislamiento cultural al que el país estaba sometido. Por la casa de los pintores pasaron algunos de los artistas más destacados del momento, entre los que sobresale Antonio López, amigo muy cercano de Amalia y Lucio.

Tal vez el hecho de que el estilo pictórico de ambos fuera tan diferente fue un tanto a favor de su convivencia personal y artística que, tras la lectura de la obra, se convierte en algo admirable, referencia en la historia del arte contemporáneo de nuestro país.