A comienzos del s. XVI, la ciudad de Roma estaba inmersa en el Renacimiento. El interés por las producciones de la Antigüedad Clásica marcaba las corrientes artísticas del momento y los papas comenzaban su andadura como grandes coleccionistas de escultura antigua. Por ese motivo, el hallazgo casual en el año 1506, en la colina del Esquilino de Roma, del impresionante grupo escultórico conocido como Laocoonte, causó gran interés.

Laocoonte

Grupo de Laocoonte (foto: Wikimedia Commons)

El hallazgo del Laocoonte

Juicio Final

Cristo en la escena del Juicio Final de la Capilla Sixtina (foto: la Capilla Sixtina)

La escultura rápidamente se identificó con una obra concreta de la Antigüedad: el grupo de Laocoonte que Plinio el Viejo había descrito en su obra “Historia Natural“, como la producción más importante de tres escultores de la Escuela de Rodas, Agesandro, Atenodoro y Polidoro. Aunque motivo de muchas discusiones, hoy en día se cree que no se trata de la obra original sino de una réplica romana que podría datarse en los años 40-30 a. C.

Julio II (1503-1513), papa en aquel momento, mostró enseguida interés por el descubrimiento. Pero antes de lanzarse a la compra de la escultura, decidió mandar a un par de expertos que le aseguraran la calidad de la misma. Los dos artistas a los que se les encomendó la tarea fueron, nada más y nada menos, que el arquitecto Sangallo y el gran Miguel Ángel. Ambos dejaron constancia del interés de la escultura, que rápidamente fue adquirida por el papa y colocada en el Patio de las Estatuas del Vaticano. Parece evidente que la obra impactó al polifacético artista, ya que tanto en la postura de la Virgen en el llamado Tondo Doni como en la grandiosa figura de Cristo en el Juicio Final de la Capilla Sixtina se cree ver la influencia que ejerció el Laocoonte en la producción de Miguel Ángel.

¿Quién era Laocoonte?

A pesar de que la obra, hoy en día en los Museos Vaticanos, es mundialmente conocida, su significado no lo es tanto. ¿Qué representa? ¿Quién era Laocoonte y por qué está siendo atacado de esa brutal manera por las dos serpientes? Tenemos que remitirnos al episodio de la Guerra de Troya, poco antes de que la contienda finalizara y los aqueos consiguieran conquistar la ciudad. Gracias a la iniciativa de Ulises, los aqueos construyeron el famoso caballo de madera que depositaron a la entrada de Troya, fingiendo su retirada, y dejando el caballo como ofrenda a la diosa Atenea y como símbolo de su derrota. En realidad, el caballo no era más que una trampa, porque en su interior se escondían los más aguerridos guerreros del bando aqueo con la intención de esperar a que los troyanos durmieran, para salir sigilosamente del caballo y atacar por sorpresa la ciudad.

Laocoonte
Entalle de Laocoonte
(foto: Museo Kunsthistorisches)

Los troyanos, desesperados tras diez años de largo asedio, confiaron en el regalo de los aqueos y decidieron introducir el caballo en interior de las murallas para, a continuación, comenzar a celebrar su victoria. Solo dos personajes se opusieron a dicha acción y advirtieron del peligro del caballo: Casandra, hija de los reyes de Troya que contaba con el don de la adivinación, y Laocoonte, un sacerdote del culto al dios Apolo. A Casandra la tomaron por loca y no le prestaron ninguna atención. Laocoonte podía contar con mayor predicamento entre los troyanos, pero el dios Poseidón, favorable al bando aqueo, decidió intervenir y, para acallar la voz disuasoria de Laocoonte, mandó a dos terribles serpientes marinas que atacaron ferozmente al sacerdote y a sus dos hijos. Así, callaron su voz, el caballo fue introducido en la ciudad y Troya finalmente cayó bajo el poder griego.

Es este momento precisamente el que se reproduce en la escultura. La obra es muy característica del periodo helenístico, que ensalzaba escenas de carácter dramático, captando a la perfección el dolor y desesperación de los tres personajes.

La escultura del Laocoonte alcanzó gran popularidad ya desde su descubrimiento. Es muy posible que el pintor manierista El Greco se inspirara en ella, para elaborar su versión del mito. Del segundo tercio del s. XVI es un pequeño entalle conservado en el Museo Kunsthistorisches de Viena que presenta una réplica exacta de la composición, a la que se le ha añadido un fondo arquitectónico: el de la mismísima Troya.