Una de las características del arte gótico, frente al arte románico, es que el hieratismo de la escultura, que había caracterizado el arte de la Alta Edad Media, fue dando paso a la expresividad y a la plasmación de las emociones. Si el arte románico había tenido como función principal el adoctrinamiento cristiano, el gótico intentaba conmover a los fieles, acercándose a ellos a través de representación de las emociones. Nos encontramos por primera vez con Vírgenes de mirada dulce que sonríen a su hijo en brazos, pero también con la representación del dolor infinito ante la muerte de su hijo.

El Llanto sobre el Cristo Muerto

Uno de los ejemplos escultóricos que mejor representa esta expresión de las emociones es el grupo del “Llanto sobre el Cristo Muerto” del artista italiano Niccolo dell’Arca.

Llanto sobre el Cristo Muerto
Llanto sobre el Cristo muerto. Niccollo dell’Arca. Foto: Palios.

Niccolo dell’Arca (c. 1435-1494)

Llanto por el Cristo muerto
Detalle de la obra. Foto: ArtsDots.

Lo cierto es que, aunque hemos comenzado hablando de arte gótico, este artista italiano está a caballo entre este estilo y el Renacimiento. De hecho, su obra se desarrolla en pleno siglo XV, época también conocida como Quatrocento y que ya se inscribe claramente dentro del arte renacentista. Aun así, ciertas características de la obra de Niccolo dell’Arca (que era en realidad un apodo, ya que su nombre original era Niccolo da Bari) hacen que aparezca más vinculado al gótico, que en Italia avanza a gran velocidad hacia los nuevos preceptos del Renacimiento.

Esto se percibe claramente en la escultura que cada vez mira más hacia los valores de la Antigüedad clásica, intentando recuperar la plasticidad, el volumen y el movimiento en los cuerpos de las figuras, una reconquista que venía dándose paulatinamente desde los inicios del Gótico.

Aunque Niccolo realizó otras obras significativas, como la Tumba de Santo Domingo de Guzmán en Bolonia, no hay duda que su realización más famosa es el conjunto escultórico del “Llanto sobre el Cristo Muerto“, realizado entre 1463 y 1490, para la Iglesia de Santa Maria della Vita, en Bolonia. Una de las peculiaridades de esta obra es que está modelada en terracota, un material prácticamente ausente del arte Gótico, que comienza ahora a adquirir protagonismo.

Sin embargo, lo más llamativo de esta obra, es la exagerada emotividad que presentan los personajes, que parecen más estar sacados de una película de terror que de un episodio evangélico. Cada una de las siete figuras a tamaño natural es una escultura exenta de bulto redondo, pero todas ellas fijan sus miradas en el exánime cuerpo de Cristo, colocado en el centro de la composición. Los personajes representados son la Virgen, las tres Marías (María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás), San Juan y José de Arimatea.

Detalle de la obra. Foto: Javier Baladrón en Twitter

Las figuras todavía conservan parte de la policromía original. Su dinamismo, acentuado por el movimiento de los ropajes, y la explosión emotiva, no tenían precedentes en la escultura anterior. Frente a la desolación de la Virgen, nos encontramos con la mirada de incredulidad de San Juan o la desesperación de María Magdalena, a la que casi podemos oír gritar. Una obra de arte estremecedora…

Una de las tres Marías, la Virgen y San Juan. Niccollo dell’Arca. Foto: Palios.