En Paestum, maravilloso yacimiento arqueológico situado en el sur de Italia, cerca de Nápoles, nada es lo que parece. En la mayoría de las guías arqueológicas al uso, los tres grandes templos griegos que dominan la ciudad se identifican como una basílica y dos lugares de culto dedicados respectivamente a Poseidón, que dio nombre al asentamiento griego –Poseidonia-, y Ceres (o Deméter si usamos su nomenclatura griega).
Los templos de Paestum
La identificación del templo de Ceres se debió a una descripción del arquitecto latino Vitrubio que en su gran obra, “De Architectura”, comentaba que en la entrada de las ciudades de la antigüedad solía ubicarse un templo dedicado a la diosa de la agricultura. La identificación del gran templo central con el culto a Poseidón se debió a la más pura lógica que los arqueólogos utilizaron; y es que un templo de semejantes dimensiones solo podía haberse dedicado al dios epónimo de la ciudad.
Pero cuando hablamos de Arqueología, no es oro todo lo que reluce, y las nuevas intervenciones y los nuevos descubrimientos van continuamente modificando el panorama de la investigación. Así que, cuando comenzaron las excavaciones en esta ciudad del sur de Campania, se fue demostrando que la realidad religiosa de los habitantes de Síbaris, que fundaron la colonia griega, era otra de la que los viajeros del XIX habían interpretado.
La Arqueología interviene
De esta forma, en las excavaciones del templo de Ceres aparecieron una serie de exvotos dedicados a Atenea. Lo mismo ocurrió en el mal llamado templo de Poseidón que hoy en día se identifica con el de Apolo. Y finalmente, la supuesta basílica resultó ser un gran recinto cultual dedicado a Hera, esposa de Zeus, y a valores asociados con la fecundidad y la fertilidad.
La magnificencia y belleza de estos primitivos templos, datados en el s. VI a. C., es tal que llega un momento en el que da prácticamente igual saber a quién estuvieron dedicados y es mejor dejar llevarse por el aspecto romántico de las ruinas sin pensar demasiado. La parte intelectual de la visita puede dejarse para el museo, que además de los exvotos ya mencionados, cuenta con una impresionante colección que abarca desde la fundación indígena de la ciudad hasta sus niveles de época romana.
El famoso zambullidor representado en una estela funeraria pintada, localizada en la necrópolis de Paestum, es una magnífica metáfora del proceso de inmersión que requiere adentrarse en cualquier cultura del pasado.
¿Y qué pasa con el ratón?
Pero la incorrecta identificación de los templos griegos de Paestum no es la única incorrección con la que podemos toparnos. En el ya mencionado museo se conserva una crátera de figuras rojas, utilizada en el mundo griego para mezclar el vino con agua y especias, que representa el Rapto de Europa. Nada que ver con los desmanes que sufre nuestro continente en estos tiempos de crisis.
Europa era una bella muchacha de la que quedó prendado Zeus, especialista en metamorfosis y transformaciones varias que le permitían seducir –con o sin el beneplácito del objeto de su amor- a jóvenes de ambos sexos. En este caso eligió la forma de un gran toro blanco que se aproximó mansamente hasta el lugar donde la joven Europa jugaba con otras doncellas.
Atraída ésta por la belleza y mansedumbre del animal, se acercó a acariciarle para terminar montándose sobre la divina bestia que en ese momento se metió en el mar, llevándose consigo a la muchacha hasta la isla de Creta. La joven, que da nombre a nuestro continente, se quedó a vivir en la isla, iniciando otro ciclo de leyendas asociadas a ésta.
Pero retomando el hilo de nuestra disertación, este famoso episodio conocido como el Rapto de Europa representado bellamente en la crátera de Paestum, aparece en la guía breve que se vende en la taquilla del yacimiento, como el Ratón de Europa, debido obviamente a una mala traducción de la palabra italiana “ratto”. Así, ni rapto ni toro de Europa.
Solo queda preguntarnos quién es hoy en día el ratón de Europa… Y recordar que es esta bella leyenda la que está representada en la moneda de dos euros griega. Las vueltas que da la vida…
Muy interesante y ameno. Hace recordar vividamente la visita a este deslumbrante sitio arqueologico.
Gracias, Jose, tengo un recuerdo muy especial de mi visita a Paestum. Es espectacular… :-)