Figurilla de Tanagra (foto: Sailko)
Estamos en Rusia. Lejos de Atenas, lejos de casa. Y toca volver para cerrar este viajero mes de agosto. Podemos escojer una entre las muchísimas piezas de arte griego que encierra el Museo del Hermitage, donde recalábamos en el anterior post. La elección es difícil, pero creo que una sencilla figurita en terracota de Tanagra es la que mejor me puede conducir de vuelta al hogar.
La Acrópolis de Atenas y el Partenón
La decoración escultórica quedó en manos de Fidias: la espectacular estatua crisoelefantina (de oro y marfil) de la Atenea Parthenos, en la cella del templo; los grupos escultóricos de los dos frontones; las metopas del friso dórico; y los relieves del friso jónico. Gran parte de estos mármoles se pueden contemplar hoy en día en el British Museum de Londres desde que Lord Elgin los llevó allí, tal y como contábamos en otra entrada del blog. En las metopas, Fidias reprsentó la Centauromaquia, es decir, la lucha entre los griegos lapitas y los centauros. Y en el friso jónico optó por un motivo estrechamente relacionado con el culto del propio templo: la procesión de las Panatenaicas. Se trataba de una festividad en la que participaban todos los ciudadanos de Atenas, llevando en procesión a la diosa del interior del Partenón un peplos o túnica, tejido durante cuatro años por unas mujeres conocidas como canéforas. Una festividad religiosa, pero que contaba también con importantes connotaciones sociales y políticas.
Procesión de las Panatenaicas en el Partenón de Atenas (ilustración: Connolly)
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