Italo Calvino recuperó la figura del comerciante veneciano como protagonista de su obra «Las Ciudades invisibles», de la que hablábamos en la entrada anterior. Blog de viajes, blog de viajeros: no puede faltar Marco Polo, nuestro hilo conductor de hoy, con el que, además, recuperamos espacio todos los viernes en la radio.
El Libro de las Maravillas
Libro de viajes por antonomasia, «El libro de las maravillas» es mucho más que eso, principalmente un documento histórico de primer orden. Estamos en la Baja Edad Media, mucho antes de que la expedición de Colón alcanzara América, que a muchos nos han vendido como el primer gran viaje por el mundo. En ese momento, la República de Venecia era una ciudad próspera enriquecida gracias al control del comercio con Oriente Medio, que canalizaba a través de la ciudad de Constantinopla. Precisamente de aquí parten los venecianos protagonistas del texto, primero Nicolo y Mafeo Polo, padre y tío de Marco Polo respectivamente, y después el propio Marco, para, atravesando toda la Ruta de la Seda, llegar hasta la corte de Kublai Khan, gran señor de los Tártaros, emperador de Mongolia y China.
¿Cuándo comienza la historia? Las andanzas de los dos hermanos se inician hacia 1254. Cuando, tras quince años de viajes y estancia en la corte del Gran Khan, regresan a Venecia, Nicolo se entera de que su mujer, a la que dejó embarazada, ha muerto. Y conoce a Marco, su hijo de quince años que nació tras su partida, y a quien se llevan consigo en su nuevo periplo. A partir de ese momento, Marco Polo se pondrá al servicio de Kublai Khan durante veinte años, siendo su emisario. A través de los distintos destinos que le fueron consignados, protagonizó una vida de viajes y aventuras. Tras el prólogo en el que el autor nos narra los acontecimientos más relevantes de su vida, comienza la descripción de los distintos territorios visitados: libro de viajes, libro de aventuras, tratado naturalista del Oriente del s. XIII.
La crónica del viaje
Marco Polo disecciona con una mirada afilada el crisol de culturas y religiones de esos territorios que a mis ojos resultan tan desconidos. Describe paisajes, cultivos y animales, las materias primas y artesanías del lugar, el aspecto de sus habitantes, sus leyendas, virtudes y defectos. Recuerda a los grandes tratados de Geografía de la Antigüedad, con la mirada atenta y crítica de autores como Estrabón o Plinio el Viejo, cuando describían los territorios del mundo romano, pero presentándonos un universo mucho más exótico. Usos y costumbres, lenguas, viviendas, obras de arte, una mirada desde la inexistente antropología de la época que conviene más leer a trocitos que del tirón.
¿Qué más puedo deciros?
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