El templo de Deir-el-Bahari, edificado por la reina Hatshepshut durante el Egipto faraónico, era un templo de carácter funerario. Por todos es conocida la importancia que la muerte tenía en la antigua cultura egipcia, hasta el punto de que tenemos muchísima más información sobre sus ritos funerarios que sobre los aspectos de su vida cotidiana. Las creencias en torno a una vida en el más allá tejían un complejo conjunto de rituales y prácticas funerarias, sustentados en textos como el Libro de los Muertos.

La viuda egipcia de Alma-Tadema

Pero no quiero hoy extenderme describiendo estas creencias que reservo para otra entrada del blog. Prefiero mostrar un cuadro, titulado «La viuda egipcia» y ejecutado en 1872 por el pintor Lawrence Alma-Tadema, que es al mismo tiempo un maravilloso ejemplo de la pintura victoriana historicista del s. XIX y una minuciosa descripción de una escena funeraria del Antiguo Egipto.

Comencemos con el cuadro, que forma parte de la colección del Rijksmuseum de Amsterdam. Lo primero que nos llama la atención es el lugar donde transcurre la escena, una rica arquitectura totalmente cubierta de policromía, una imagen fiel a la realidad pero lejana a nuestra percepción contemporánea, ya que tan solo en el interior de algunos templos se ha conservado la pintura original. Abajo a la derecha, casi ocupando un lugar secundario, vemos el cadáver momificado, sobre un lecho de madera, perfectamente documentado desde el punto de vista arqueológico, y la joven esposa, doliente, que da título al cuadro.

La viuda egipcia, Alma-Tadema

«La viuda egipcia», Lawrence Alma-Tadema (Wikipedia)

Tras el cuerpo del fallecido, ocupando prácticamente la imagen central del cuadro, observamos el sarcófago tallado en madera y bellamente decorado. En la parte inferior derecha, apenas visibles, presentes como un elemento casi anecdótico, los vasos canopos. Imprescindibles en un proceso de momificación, servían para albergar la momificación de las vísceras que, a excepción del corazón, extraían del cuerpo del difunto. Realizados en alabastro en gran parte de los casos, tenían a modo de tapa, las cabezas de los cuatro hijos del dios Horus.

La viuda egipcia de Alma-Tadema

Detalle de «La viuda egipcia»

Gran parte del cuadro está sumido en una penumbra. El foco de luz parece centrarse en los músicos que entonan las plegarias fúnebres. Al igual que con el resto de elementos, la representación de estos personajes, y los instrumentos (un sistro y un arpa) no son fruto de la imaginación de Alma-Tadema, sino producto de un estudio real basado en la documentación arqueológica. Nada puede consolar a la viuda, cuyo dolor nos conmueve.

¿Y quién es este pintor, que conoce tan bien la realidad cotidiana de Egipto y la capta con esta técnica asombrosa? Sir Lawrence Alma-Tadema (1836-1912) fue un pintor holandés que desempeñó la mayor parte de su carrera en Inglaterra. Tras trabajar distintos temas, entre otros retratos de la burguesía de la Inglaterra victoriana, fue especializándose en los temas históricos de época medieval, egipcia, pero sobre todo en la antigüedad griega y romana. Denostado durante mucho tiempo, por atribuirle una pintura relamida, decorativa y excesivamente estética, hoy en día es admirado por su calidad pictórica, el dominio del dibujo y el exhaustivo estudio del pasado, para retratar fielmente las culturas antiguas.

Hasta tal punto me considero fan de Alma-Tadema que es él quien ilustra la cabecera de este blog. Y por ese preciso motivo, os emplazo a futuras entradas en las que seguiré hablando de este artista.