Dejemos que Kavafis nos lleve de la mano a su ciudad natal: Alejandría. El poeta personifica a la perfección está mítica ciudad situada en el Delta del Nilo, a orillas del mar Mediterráneo. Kavafis nació en Egipto, pero pertenecía a una familia griega. Esta mezcla cultural entre lo griego y lo egipcio fue precisamente la seña de identidad, durante muchos siglos, de la ciudad egipcia. No sólo eso. El poeta alejandrino cultivaba en sus versos una fascinación por el pasado clásico. Y Alejandría, capital del Egipto de los Ptolomeos -el Egipto helenístico- fue una de las ciudades más importante de la Antigüedad.
Alejandro Magno fundó Alejandría en el año 332 a. C. Desde entonces y durante toda la época helenística, la ciudad se pobló de edificios tan extraordinarios como el Palacio de los Ptolomeos, el Museo, la Biblioteca o el Faro. Cuesta reconocer en la Alejandría de hoy en día, abigarrada y decadente, la que fue ciudad mítica. Apenas se reconocen los restos arqueológicos de su época de máximo esplendor.
Pero volvamos a Kavafis y dejemos, una vez más, que sea él quien nos introduzca en otro mundo, también literario: la tetralogía “El cuarteto de Alejandría” de Lawrence Durrell. Lawrence Durrell (1912-1990) fue un escritor británico y, aunque no es tan conocido como algunos de sus contemporáneos, es una de las plumas más interesantes del siglo XX. A su hermano Gerald le dedicamos en su día una entrada del blog: también escritor, ha pasado a la historia sobre todo como naturalista y retrata a su hermano Lawrence y al resto de su familia en su maravillosa e hilarante “Trilogía de Corfú”. Pero volvamos a Lawrence: escribió tanto novela, como biografías, teatro, poesía y libros de viajes, siendo su obra más reconocida la que constituye nuestra recomendación de hoy.
“El cuarteto de Alejandría“, escrito entre 1957 y 1960, se compone de las novelas “Justine“, “Balthazar“, “Montoulive” y “Clea“, todos ellos protagonistas en las distintas entregas. El personaje de Justine, bella y fascinante mujer, estuvo probablemente inspirado en su segunda mujer, Eve Cohen. Por las páginas de Durrell desfilan personajes apasionantes, tan fielmente descritos que rápidamente nos atrapan. La Alejandría de Durrell es la de Kavafis. Es la ciudad fascinante y al mismo tiempo siniestra, en la que conviven los más exquisitos lujos con lo más sórdido. Una ciudad cosmopolita en la que se mezclan árabes, judíos, coptos. Una ciudad seductora y corrompida, que en algunos aspectos recuerda a la Venecia de Thomas Mann. Durrell la describe con precisión ya que vivió en ella durante un tiempo -se instaló allí tras la ocupación nazi de Grecia, durante la II Guerra Mundial-, al igual que en otros muchos enclaves del Mediterráneo lo que le otorgó una visión cosmopolita del mundo.
Narrada en primera persona, “El Cuarteto de Alejandría” nos sumerge de pleno en la ciudad de los años 30 y 40. La precisión con la que refleja el pulso de la ciudad tiene que ver con que el autor vivió allí. Alejandría es un personaje más del libro, en el que sus protagonistas se entremezclan con complejas relaciones de amor y amistad.
\”Justine\” y \”Clea\” son muy buenos El estilo puede ser por momentos excesivamente barroco o manierista, valga la redundancia, pero aun asi son muy interesantes Hay pensamientos muy lucidos y una gran transmision de lo sensorial
Totalmente de acuerdo. También creo que hace grandes retratos psicológicos de los protagonistas. Personalmente me fascina el de Justine. ¡Gracias por tu comentario!