Bizancio, Constantinopla, Estambul. Capital, ciudad imperial y, por tanto, sede del Imperio Romano, Bizantino y Otomano. Cuando Constantino rebautizó Bizancio como Constantinopla y trasladó la capital de su imperio a esta ciudad, construyó un magnífico palacio como residencia personal.
En el mismo lugar, presidiendo el punto el que se unen el Cuerno de Oro, el Mar de Mármara y el Estrecho del Bósforo, hubo monasterios y edificos públicos durante la época bizantina. Tras la conquista otomana de la ciudad, se construyó un palacio que se convirtió en la residencia oficial de los sultanes otomanos durante más de cuatro siglos: Topkapi. Fue el sultán Mehmet II el que inició su construcción llevada a cabo entre 1459 y 1465. Se concibió como una serie de pabellones, construcciones independientes, reunidas en torno a cuatro enormes patios. De esta forma, recordaba a las tiendas de campaña propias de los antiguos nómadas otomanos.
En un principio, el palacio sirvió como sede de Gobierno, además de como residencia imperial. Incluía una escuela para formar a los sirvientes civiles y a los soldados. En el s. XVI el Gobierno fue trasladado, aunque se mantuvo su uso como palacio. Fue en 1853 cuando Abdül Mecid I abandonó Topkapi para trasladar su residencia al palacio Dolmabahçe, a orillas del Bósforo. Tras la constitución de la república de Turquía, el palacio se abrió al público como museo en 1924.
Hoy en día la visita a Topkapi es una delicia. El complejo palacial, rodeado de una muralla, se va distribuyendo de forma pausada entre patios y jardines que transmiten la sensación de remanso de paz que tenía que experimentarse viviendo allí. En muchos de los pabellones y habitaciones se puede entrar para contemplar la riquísima decoración interior, de gran colorido gracias a los famosos azulejos de Iznik, de flores estilizadas y trazados espirales.
Incluso aunque no se sea especialmente amante de joyas o armas, la visita al tesoro es imprescindible para captar la riqueza y exhuberancia de la vida palacial. La colección está compuesta por regalos diplomáticos, objetos realizados por los artesanos del palacio y piezas producto de botines de campañas militares. Gran parte de la colección pertenece a la época de máxima extensión del Imperio Otomano, es decir, el reinado de Selim el Severo (1512-1520), momento en el que conquistaron Siria, Arabia y Egipto. Hay dos piezas del tesoro que podríamos destacar por encima de las demás: el diamante Cucharero y la daga Topkapi.
Esta última, un puñal repujado con piedras preciosas, realizado en 1741, se hizo famosa principalmente por su papel en la película Topkapi (1964), protagonizada por la actriz Melina Mercouri, que luego fue ministra de cultura en Grecia. La película es una comedia facilona sin mayores pretensiones, pero al mismo tiempo una muy buena excusa para ver en pantalla grande algunos de los fascinantes espacios del palacio de Topkapi. Por su parte, el diamante Cucharero va asociado a una leyenda: se dice que fue descubierto en un montón de basura en el s. XVII y comprado a un vendedor de chatarra por tres cucharas.
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