Los nombres de los días de la semana provienen de algunas de las divinidades más importantes del panteón griego y romano. Además, estos personajes se relacionaban entre sí a través de distintos vínculos. Es el caso de Marte -que dio origen al martes- y Venus -que dio origen al viernes-. Y es que estos dioses, el dios de la guerra y la diosa del amor, fueron amantes, según nos narra la mitología antigua.

Marte y Venus

Venus (la Afrodita de los griegos) era la diosa del amor y de la belleza. Paradójicamente, la más bella de las diosas olímpicas estaba casada con Vulcano (o Hefesto), un dios cojo y contrahecho que no era especialmente conocido por su atractivo físico. Así que Venus tuvo muy claro que no se iba a conformar con su marido y se convirtió en amante de Marte, el gallardo dios de la guerra, conocido como Ares por los griegos. El dios Apolo se enteró del adulterio y se lo comunicó al pobre Vulcano. Éste les tendió una trampa y los amantes fueron atrapados por una red de oro en pleno “fragor de la batalla”, convirtiéndose en el hazmerreír del Olimpo. Sin embargo, a pesar de los detalles escabrosos, la representación de Marte y Venus se convirtió en un elemento habitual en la iconografía antigua, especialmente en los frescos, como es el caso de Pompeya, y perduró en otros momentos de la Historia del Arte.

Venus y Marte, Boticelli (foto: National Gallery de Londres)

De especial belleza es el cuadro con el que el pintor renacentista Sandro Boticelli inmortalizó a los dos dioses en 1485 y que se puede disfrutar en la National Gallery de Londres. Marte reposa dormido, totalmente desamardo, mientras unos pequeños sátiros juegan con su armadura. Venus, en cambio, permanece despierta, observando a su amado y simbolizando el triunfo del amor sobre la guerra.