Partiendo de la Dama de Brassempouy, que suele ser considerado el primer retrato de la historia de la humanidad, decidí consultar a mis buenos amigos de Twitter y pedirles que me propusieran un retrato de la historia del arte como protagonista para el post de hoy. Entre las interesantes recomendaciones salió «Galatea de las esferas» de Dalí, los delicados retratos de El Fayum o algún retrato romano de época Flavia. Así que, ya que seguimos en verano y, además de cultura, apetece un poco de playa, damos un salto de nuestro viaje por las Landas a otro destino costero y nos desplazamos hasta Ampurias, en Girona.
La Dama de Ampurias
Se trata de una cabeza en bronce que representa a una mujer de época altoimperial (último cuarto del s. I d. C.) y que probablemente formaba parte de un retrato de cuerpo entero que no se ha conservado. Pero antes de presentar en detalle a nuestra dama, hagamos una breve recapitulación sobre el retrato en época romana.
Los antiguos romanos alcanzaron unas cotas artísticas y técnicas inigualables en el arte de la escultura. Y uno de los géneros que mejor cultivaron fue el del retrato. La escultura griega, imitada por los romanos en gran medida, no incorporó el retrato de personajes reales hasta época helenística y fueron sus vecinos de la Península Itálica quienes mejor cultivaron este género, alcanzado una precisión inigualable a la hora de retratar, no sólo el físico sino también la psicología del personaje representado.
El retrato de la Dama de Ampurias es exquisito, y su belleza y originalidad se debe a diversos factores: la serena y delicada expresión de la mujer; el detalle con el que aparece representado el complejo peinado y la distribución de los cabellos; la conservación de las incrustaciones de cuarzo que representan los ojos y habitualmente no se conservan, o el hecho de que sea una obra en bronce, de las que difícilmente sobreviven hasta nuestras días. Presenta el rostro enmarcado por un peinado en forma de diadema con altos rizos que conocemos con el nombre de «nido de abeja». Se trataba de una composición muy habitual en época flavia que puso de moda Julia, la hija del emperador Tito. Aunque no conocemos el nombre propio de esta mujer, se le supone ser una de las damas influyentes de la socieadad ampuritana, tal y como se nos cuenta en el catálogo de la exposición «Historias de Tocador«).
Puede visitarse -a no ser que la pilléis de vacaciones en algún otro museo- en el museo de sitio de Ampurias, junto con una fantástica escultura del dios Esculapio y otros objetos arqueológicos localizados en la ciudad. ¿Que tenéis ganas de saber más sobre el yacimiento? ¡Aquí nos vemos la semana que viene!
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