Lo prometido es deuda: viajamos de la Ampurias griega a la Ampurias romana. Y ya tenemos doble motivo para visitar este yacimiento arqueológico situado en un enclave privilegiado de la Costa Brava.
La Ampurias Romana
En el año 218 a. C. el ejército romano desembarcó por primera vez en la Península Ibérica. La excusa era defender a sus ciudades aliadas en el enfrentamiento contra Cartago, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica. Pero una vez finalizado el conflicto, Roma no se replegó, sino que inició el proceso de conquista del territorio que se convertiría en Hispania.
El punto en el que desembarcaron fue Ampurias, la Emporion de los griegos de la que hablábamos la semana pasada. Tiempo después de su llegada, Marco Porcio Catón instaló un campamento militar en el lugar, que se convirtió en el embrión de la nueva ciudad, creada en torno al año 100 a. C. Los conquistadores tuvieron el acierto de construirla en una zona más alta en vez de sobre los niveles de ocupación griega. De tal forma que, hoy en día, podemos visitar separadamente la ciudad griega y la ciudad romana.
La ciudad romana de Ampurias cuenta con una planta ortogonal, de forma rectangular, rodeada y protegida por una muralla. Aunque las excavaciones en el lugar se iniciaron a comienzos del s. XX, todavía sólo una pequeña parte del yacimiento ha sido sacado a la luz. Se ha identificado el Foro, el espacio público más importante, rodeado por un criptopórtico semisubterráneo. En el Foro, se han identificado la Basílica, un templo augustal y otro dedicado a la Tríada Capitolina, conformada por Júpiter, Juno y Minerva. También podemos visitar varias viviendas, que conservan pavimentos de mosaicos, y un complejo termal. El anfiteatro se encuentra extramuros.
La visita al yacimiento puede complementarse con la del Museo Arqueológico, que contiene una colección pequeña pero con grandes tesoros. Uno de ellos es la Dama Flavia, que ya ha sido protagonista del blog, y a la que acompañan cerámicas, vidrios, mosaicos y todo un repertorio que nos ayuda a reconstruir la imagen de este enclave.
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