Todos conocemos qué es el Bluetooth y cuál es el símbolo con el que podemos reconocerlo en nuestros móviles, tabletas y portátiles. ¿Pero sabéis de dónde viene su nombre y cuál es el origen de su logo? Ya que la semana pasada hablábamos de los monos del WhatsApp, prosigamos nuestro viaje con otro chascarrillo tecnológico.
El nombre del Bluetooth
Bluetooth quiere decir literalmente «diente azul». Para todos aquellos con un mínimo conocimiento del inglés esto no es un gran descubrimiento, pero ¿os habéis preguntado alguna vez que tiene que ver esta tecnología inalámbrica con un diente azul? El nombre de este dispositivo proviene del Harald Bluetooth, un rey vikingo que vivió en el s. X d. C. Se me ocurren curiosas historias para explicar por qué a este personaje le llamaban «diente azul». Algunos investigadores creen que tal vez tuvo que ver con una enfermedad hemofílica que pudo haber provocado el color azulado de sus dientes. Pero la teoría más aceptada dice que, en realidad, este apelativo no tenía nada que ver con el color de su dentadura. El auténtico nombre de este rey era Harald Blatand, que traducido quiere decir «gran hombre de piel morena». Blatand se habría transformado en Bluetooth por una errónea transcripción al inglés y de ahí a su denominación actual.
La cuestión es que Harald ha pasado a la historia por ser el primer rey vikingo que abrazó el cristianismo y que, además, unificó a las distintas tribus diseminadas por Dinamarca, Noruega y Suecia en un único reino. Esta capacidad unificadora fue lo que llevó a los creadores del Bluetooth a bautizar así una tecnología que permite transferir datos entre distintos aparatos como móviles, ordenadores o tablets, unificando por tanto los métodos de transferencia inalámbrica de datos entre distintas plataformas.
Fueron incluso más allá. El logo que todos conocemos está formado por la unión de dos símbolos rúnicos (la escritura de runas era la utilizada por los vikingos) que representan una H (Hagall) y una B (Berkana) entrelazadas. Una de las más famosas estelas vikingas con escritura rúnica es precisamente la que erigió Harald hace ya más de 1.000 años en la Península de Jutlandia.
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