Aunque la Catedral es el emblema de Roskilde, el Vikingeskibs o Museo de los Barcos Vikingos es probablemente lo más destacable de la herencia cultural de esta ciudad danesa. Desde la catedral hay un paseo de unos veinte minutos que atraviesa un precioso parque hasta la ubicación de este museo, situado al borde mismo del Fiordo de Noruega y que ofrece una viaje al pasado vikingo, una experiencia sensorial y un bellísimo entorno paisajístico.
Roskilde

Fiordo de Roskilde

El Museo de los Barcos Vikingos

A finales del s. XI, en la última etapa de la época vikinga de Roskilde, sus habitantes construyeron un sistema defensivo para proteger la villa y su catedral. A unos 20 kilómetros al norte, a las afueras de la villa de Skuldelev, en uno de los estrechos de acceso a la bahía, hundieron cinco barcos, conformando una eficaz fortificación que impedía el paso de los barcos y el acceso de posibles atacantes.
Museo de los Barcos de Roskilde

En 1962 se localizaron los cinco pecios naufragados de forma artificial y fueron excavados. Tras un proceso de liofilización, proceso por el que se recupera y consolida la madera, conservada gracias a haber estado bajo el agua, los cinco barcos vikingos fueron expuestos en el museo que lleva su nombre. El Vikingeskib ofrece una oportunidad única: conocer de cerca cinco barcos vikingos del s. XI, perfectamente conservados, con toda la información que portan consigo sobre las técnicas vikingas de construcción naval, y con un maravilloso telón de fondo que es el propio fiordo en el que se encontraron. Alrededor de los barcos, hay información sobre la ciudad vikinga de Roskilde y los modos de vida de este antiguo pueblo que tantas pasiones despierta.

Pero el museo es mucho más. Se ha convertido en un consolidado centro de Arqueología Experimental en torno a la construcción naval, en el que se llevan a cabo todas las tareas que tenían que ver con ésta, como la elaboración de cuerdas o la talla de madera, y se construyen barcos de distintas épocas y tipologías. Hay demostraciones, talleres, exhibiciones y se ofrecen paseos en barca por el fiordo en algunas de estas fantásticas réplicas. Recorrer este bellísimo paisaje en una réplica de un barco vikingo del s. XI no es algo que podamos hacer todos los días, ¿verdad?