El tema de las Danaides se representó en contadas ocasiones en el arte antiguo, pero fue del gusto de algunos artistas del s. XIX y comienzos del XX, como es el caso del cuadro realizado por John William Waterhouse. ¿Conocéis a este pintor?
John William Waterhouse
Aunque habitualmente se considera prerrafaelita a este pintor británico, lo cierto es que no llegó a formar parte de esta hermandad que propugnaba la vuelta a un arte esencial, anterior a la época de Rafael. Sin embargo, John William Waterhouse (1849-1917), partiendo del neoclasicismo victoriano, adoptó el estilo prerrafaelita o, por lo menos, algunos de sus temas favoritos. De ahí que dedicara en los primeros tiempos de su carrera un protagonismo absoluto a la mitología clásica. Es el caso del cuadro que comentamos en su día de Penélope y sus pretendientes, inspirado en el famoso episodio de la Odisea de Homero.
Waterhouse contaba con una precisa técnica de dibujo que ponía al servicio de un estilo muy cercano al romanticismo y al simbolismo, con lánguidas composiciones en las que es habitual una gama cromática llena de rosas y púrpuras. Las protagonistas femeninas siempre son bellas mujeres de largos cabellos, alrededor de las que se arremolinan sus ropajes. Como en el caso de otros pintores victorianos (Alma-Tadema) o prerrafaelitas (Rossetti, Millais, etc.), tuvo gran éxito en vida, decayendo su prestigio a lo largo del s. XX por considerarse demasiado relamido. Sin embargo, las obras de Waterhouse no son una mera postal: están llenas de fuerza y vida, y recrean a la perfección los pasajes de la Antigüedad escogidos por el autor. Da voz a importantes mujeres de la Antigüedad como Cleopatrao Circe y nos adentra en un sugestivo mundo de magia y tragedia.
Las Danaides de Waterhouse
Son las Danaides las que nos han conducido hasta el pintor británico. Curiosamente, Waterhouse realizó dos versiones del mismo tema. Ambos cuadros reproducen el mito de las Danaides, condenadas a verter eternamente agua en una vasija sin fondo. El primero fue pintado en 1903 y actualmente se encuentra en una colección privada, mientras que el segundo, de 1906, lo podemos visitar en la Aberdeen Gallery of Art (Escocia).
Ambas versiones engloban las características habituales de la pintura de Waterhouse: temas mitológicos, protagonismo femenino, bellas mujeres de largos cabellos y elaborados drapeados.
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