No sé si Jacques Thibaud interpretó alguna vez música de Maurice Ravel, de quien hablábamos en el último post, pero tenemos que imaginar que sí, ya que fueron amigos y compartieron un lugar muy especial: San Juan de Luz.

Jacques Thibaud

Jacques Thibaud, uno de los más grandes violinistas franceses del s. XX, nació en Burdeos (Francia) en 1880. Despuntó desde niño tocando el violín, comenzó su carrera de adulto como violinista de orquesta y pronto inició una carrera como solista. En el año 1905, conformó el famoso trío Casals-Thibaud-Cortot, con el pianista Alfred Cortot y el famoso violonchelista catalán Pablo Casals. Con ellos desarrolló una brillante trayectoria musical que duró más de treinta años. La musicalidad de Thibaud destacaba por su sonoridad y su estilo único, que conjugaba la maestría técnica y la dulzura en sus interpretaciones.
Thibaud era un enamorado de la localidad vasco francesa de San Juan de Luz, ubicada justo enfrente de la casa que vio nacer al compositor Maurice Ravel, en Ciboure. El violinista veraneaba en San Juan de Luz, donde, en 1926, el arquitecto André Pavlovsky le construyó una villa de estilo neovasco, bautizada como «Zortziko«, un ritmo característico de las danzas tradicionales vascas. La casa se convirtió en su residencia principal a partir del año 1941.

En 1953, Jacques Thibaud murió en un trágico accidente de avión en los Alpes, en el que murieron todos los pasajeros. Y su famoso violín Stradivarius, de 1709 y apodado «le Baillot» desapareció junto con él.

Paseo Jacques Thibaud en San Juan de Luz (foto: Joselu Bilbo)

Debía de ser un buen jugador de golf y él mismo bromeaba diciendo que el violín era su «golf de Ingres«. Este juego de palabras tiene que ver con una expresión que hace referencia al virtuosismo del pintor Ingres tocando el violín, hasta tal punto que la frase «el violín de Ingres» se usa para referirse a una afición o hobby que puede llegar a superar la profesión de una persona. Se decía que Ingres estaba más orgulloso de su talento musical que del que tenía como pintor. La frase también dio título a una conocida fotografía de Man Ray, protagonista de un post anterior. Teniendo en cuenta que este artista surrealista veraneaba en la cercana villa de Biarritz, ¿no os parece que se cierra el círculo?