Al hablar en el último post sobre la novela y la película “Lo que queda del día” mencionaba la conocida serie inglesa de televisión “Downton Abbey“. Y aunque podríamos hablar largo y tendido sobre la serie, sus personajes o el fiel retrato que hace de la nobleza británica de aquella época, prefiero centrarme en la casa en la que discurre la historia.

La mansión de Downton Abbey

La maravillosa mansión que contemplamos en Downton Abbey, casi siempre bajo un brillante cielo azul difícilmente creíble estando en Inglaterra, se trata en realidad del Castillo de Highclere, situado en el condado de Hampshire. El edificio cuenta con una compleja historia que hunde sus raíces en una primera construcción medieval, la que se correspondía con el palacio de los Obispos de Winchester. Su aspecto actual es fruto de una remodelación que realizó Sir Charles Berry, entre 1839 y 1842, en plena época victoriana, imitando el estilo renacentista “Alto Isabelino”. La reforma fue realizada para el tercer conde de Carnarvon, título que por primera vez había concedido el rey Jorge III a Henry Herbert, a finales del s. XVIII.

 

Y aquí es donde viene lo más interesante, por lo menos para mí. ¿Os suena el título de Carnarvon? ¿Habéis, tal vez, pensado inmediatamente en Lord Carnarvon, el impulsor y mecenas de las excavaciones de Howar Carter que condujeron al descubrimiento de la famosa Tumba de Tuthankmaon en 1922? Pues ese Lord Carnarvon no es otro que George Herbert, quinto conde de Carnarvon, dueño y señor del Castillo de Highclere.

Por este motivo, los turistas que hoy en día visitan Highclere, bien interesados por su arquitectura victoriana, bien por ser escenario de Downton Abbey o de otras series y películas, como las de Batman, bien por el motivo que sea, se encuentran con una pequeña exposición sobre arqueología egipcia.  El fastuoso ajuar del Tesoro de Tutankhamon no salió de Egipto y se conserva en el Museo de El Cairo, aunque en la exposición del castillo pueden verse réplicas de los objetos más emblemáticos. Otras piezas importantes que Lord Carnavon encontró en sus exploraciones en el país del Nilo fueron vendidas por su hija al Museo Metropolitan de Nueva York. Hasta que la familia de Lord Carnavon encontró, en el año 1987, otras joyitas arqueológicas guardadas en los armarios del castillo, cuya existencia había caído en el olvido.

¡Está claro que Highclere Castle bien merece una visita!