En estos tiempos de confinamiento, en los que nos llegan todo tipo de imágenes y referencias, los “cuadros deshabitados” se han convertido en un clásico que, de forma viral, se está transmitiendo como ejemplo de espacios vaciados. Pero, ¿quién está detrás de estas inquietantes imágenes? El fotógrafo y pintor, José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía, es el autor de estas obras.
José Manuel Ballester
Lo mejor para conocer la obra de José Manuel Ballester (Madrid, 1960) es navegar por su página web para adentrarnos en su personal universo y descubrir sus fotografías, sus cuadros y sus esculturas, demostrando su valor como creador multidisciplinar.
Volviendo a la serie que nos ocupa, recibe el nombre de “Espacios ocultos” y, aunque se ha vuelto especialmente popular en estos días, en realidad fue creada a partir del año 2007. La clave: escoger obras emblemáticas de la historia de la pintura y vaciarlas de sus personajes. La selección de los cuadros no tiene sólo que ver con sus valores artísticos sino con su importancia en relación a la historia de la pintura, a unos valores particulares o a un contexto histórico concreto. Entre las obras seleccionadas, podemos recordar “El Jardín de las Delicias” de El Bosco, “El nacimiento de Venus” de Boticelli, “El arte de la pintura” de Vermeer o “Las Meninas” de Velázquez.
El procedimiento del vaciado es digital. Tras conseguir, en colaboración con los museos que albergan la obra, fotografías a gran resolución, el limpiado de personajes se realiza mediante Photoshop. Pero el interés del proceso no tiene que ver con un alarde técnico sino con las reflexiones que suscita el desproveer de sus habitantes a los cuadros. Eliminando los personajes se pierde la historia que se narraba antes, pero el paisaje se alza en protagonista, los objetos adquieren otra dimensión y el espectador puede ensoñar en torno al significado de la obra.
(foto del autor)
Uno de los procesos más interesantes que se producen al vaciar las escenas, dicho por el propio autor, es el cambio de la secuencia narrativa. ¿A dónde nos lleva el vaciado? ¿A un momento justo anterior a lo que nos muestra el cuadro o al momento después? Si Ballester vacía el Cristo de Velázquez, ¿qué cruz nos aparece después? ¿La de antes de la crucifixión o la de después, en la que vemos los restos de sangre? Este avance o retroceso temporal es una parte muy interesante del proceso creativo.
Imágenes congeladas, espacios abandonados, historias sin narradores… Todo un mundo para reflexionar sobre los procesos creativos, la obra del arte en su contexto, la narración visual y, por qué no, repensar el mundo desde esta nueva situación en la que los grandes espacios públicos, han quedado deshabitados.
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