En estos días de confinamiento en los que no podemos viajar ni disfrutar de la cultura de una forma física, no está de más recordar proyectos o creaciones artísticas de las que disfrutamos en su día. Más incluso si se trata de propuestas de carácter reinvidicativo que nos pueden ayudar a repensar nuestra forma de habitar en el planeta, algo de vital importancia a lo que espero que esté contribuyendo la pandemia del corona virus.

No es novedoso el uso del arte como denuncia, pero creo que recordar en estos momentos la magnífica exposición “Nuestro planeta esquilmado” de Mark Dion está especialmente bien traído. Tuve la oportunidad de disfrutarla en la Hugh Lane Gallery de Dublín, el pasado verano de 2019, y me gustaría compartirla con vosotros y vosotras.

Our Plundered Planet. Mark Dion

Our Plundered Planet. Mark Dion

“El planeta esquilmado” (“Our plundered planet”) de Mark Dion

Entre Voltaire y Poe. Mark Dion

Entre Voltaire y Poe. Mark Dion (foto: autora)

Entrar en la exposición de Dion sin noticia previa de la misma es, como poco, algo que lleva al desconcierto. En la primera sala nos da la bienvenida una instalación que recuerda a las “Kunst und Wonderkammer“, los gabinetes de curiosidades y antigüedades que comenzaron a proliferar a partir del s. XVII y que se consideran el germen de los museos actuales. En estas cámaras de maravillas todo tenía cabida: fósiles, animales disecados, corales, objetos etnográficos o arqueológicos… Y ese es el aspecto que adquiere la primera instalación, titulada “Entre Voltarie y Poe” que enfrenta el racionalismo del primero con el romanticismo y la imaginación del segundo, agrupando todo tipo de objetos inverosímiles que adoptan la estética de estos singulares espacios que tan populares fueron en Europa.

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En la misma sala, un cuervo disecado sobre un montón de libros y joyas. En la siguiente estancia, empapelada con un diseño en el que las medusas son protagonsitas, peces colgados sobre un montón de basura. Pero, ¿qué estamos visitando? ¿qué nos está narrando el artista a través de estas bizarras instalaciones?

Mark Dion (New Bedford, Massachusetts, 1961) es un artista especialmente concienciado con el problema del calentamiento global y que pone su arte al servicio de esta causa. A través de sus obras, denuncia la catástrofe que se cierne sobre la naturaleza y pone de manifiesto la crisis medioambiental en la que estamos inmersos. En “Nuestro planeta esquilmado” (“Our Plundered Planet”), cuyo título toma del libro del mismo nombre publicado por el naturalista Fairfield Osborn, Dion ofrece un trabajo ingenioso, lleno de ironía y profundamente provocativo para recordarnos el peligro que amenaza nuestro planeta.

De ahí la narración que trasciente desde las obras de Dion. Sus gabinetes de curiosidades reflejan cómo la gente ha domesticado la naturaleza a través de la arqueología y la taxidermia, arrancando los objetos de su emplazamiento natural,  ordenándolos y dándoles significado. Ingeniosa y extravagante, la mezcla de objetos en estos gabinetes revela la fascinación de Dion por la naturaleza y la intersección entre el caos y el orden.

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¿Y qué decir de los peces, en esa estancia empapelada con medusas? El calentamiento global afecta a la temperatura de los mares, en los que las únicas especies que prosperan son las medusas, que están invadiendo zonas que no forman parte de su ecosistema natural. Esta subida de las temperaturas junto con la invasiva presencia de los plásticos, amenaza a muchas especies en riesgo de desaparición. Es el caso del gran salmón que ocupa la instalación titulada “El gran Salmón del Conocimiento regresa“. Uno de los grandes héroes de la mitología irlandesa es Fionn Mac Cumhaill, un joven que fue enviado a vivir con el sabio druida Finnegas. Aunque Finnegas era reputado por su conocimiento, no tenía respuesta para todas las preguntas del joven Fionn. Según la leyenda, el Salmón del Conocimiento habitaba en río Boyne y cualquiera que comiera su carne conseguiría la sabiduría absoluta. Finnegas capturó el pescado y se lo dio a Fionn para que lo cocinara, advirtiéndole que no comiera ni siquiera un trocito. Sin embargo, durante el cocinado del salmón, su piel a la brasa quemó el pulgar de Fionn, que se lo llevó a su boca para aliviar el dolor. Así, Fionn adquirió la sabiduría. Dion une su instalación con esta antigua leyenda irlandesa para denunciar la desaparición de los salmones en los ríos irlandeses por culpa de la sobrepesca y el aumento de la temperatura de las aguas. Lo mismo podemos decir de los peces colgados en hilera que podemos ver en la primera de las fotografías de este artículo: todas ellas son especies en peligro de extinción.

La obra de Dion cuestiona la relación entre los seres humanos y la naturaleza, y cómo nuestra presencia en la tierra supone una amenaza para el futuro del planeta. Nos recuerda que la superviviencia de la biodiversidad no es una opción sino algo imprescindible. Y que está en nuestras manos concienciarnos finalmente de las acciones que tenemos que acometer para poner freno cuanto antes al calentamiento global y sus terribles consecuencias. Ahora que las cotas de contaminación han bajado, aunque sea temporalmente, por la crisis del coronavirus, ¿no es mejor momento que nunca para relanzar este mensaje?