En 1902 tenía lugar la XIV Exposición de la Secesión vienesa. Dedicada al compositor Ludwig van Beethoven, giraba en torno a una escultura que del músico alemán había realizado Max Klinger. Pero los artistas “secesionistas” buscaban siempre la obra de arte total. De ahí que para esta misma exposición el pintor Gustav Klimt creara el Friso Beethoven. O Gustav Mahler hiciera un arreglo de la Novena Sinfonía de Beethoven que él mismo dirigió en la inauguración de la exposición.
La Secesión vienesa
Así que aquí tenemos a nuestro protagonista de la recomendación anterior que nos guía hasta Viena y nos presenta a la Secesión. En el año 1897, un grupo de 17 artistas vieneses se asociaron y agruparon bajo el nombre de “Secesión” para reivindicar un arte libre que respondiera a procesos creativos sinceros y dejara de imitar movimientos artísticos del pasado. Estamos en la Viena de Francisco José I y su esposa Isabel de Baviera, más conocida como Sissi. Es la Viena de la Ringstrasse, de los valses de Strauss, de la construcción de los edificios de la Opera o la Musikverein, brillante y seductora, pero anclada en los valores más tradicionales. Y ante eso, la Secesión proclama “A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”.
Entre los miembros del movimiento, se encontraban pintores como Gustav Klimt, diseñadores como Koloman Moser y arquitectos como Otto Wagner o Joseph Hoffmann. Fue el también arquitecto Joseph Maria Olbrich el responsable del edificio donde los miembros de la asociación exponían anualmente sus obras.
Esta pequeña joya arquitectónica que hoy en día nos puede parecer incluso excesivamente ornamentada, sobre todo por su espectacular cúpula dorada, fue una propuesta revolucionaria en la Viena de fin de siglo en la que era impensable un edificio de líneas depuradas y racionales como el que presenta la obra de Olbrich. Bajo la cúpula, se puede leer el anteriormente mencionado lema de la Secesión. Tres cabezas de gorgonas representan la Arquitectura, la Pintura y la Escultura.
Las letras “Ver Sacrum” hacen referencia al nombre de la revista que publicaba la asociación, en relación con el concepto latino de Primavera Sagrada entendida como un nuevo renacer de las artes. No es este el único elemento que nos remite a la Antigüedad Clásica, ya que tres lechuzas, símbolo de la diosa griega Atenea, protectora de las artes y la artesanía, forman parte de los elementos decorativos del edificio.
El friso Beethoven de Gustav Klimt
En la actualidad, el edificio de la Secesión sigue funcionando como un centro de exposiciones de arte contemporáneo. Junto con las mismas también puede contemplarse el friso Beethoven, que Gustav Klimt pintó originalmente para la exposición sobre este compositor. Sólo por este motivo, una visita al interior de la Secesión es más que recomendable.
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