Aguirre, la cólera de Dios, Werner Herzog

Aguirre, la cólera de Dios, Werner Herzog (www.deutsche-kinemathek.de)

Un paisaje abrumador, selvático, montañoso. Una fila de hombres van bajando, a duras penas, por una impresionante vertiente, como si de una hilera de hormigas se tratara. La Naturaleza se impone al hombre. Es el comienzo de “Aguirre, la cólera de dios“, del director alemán Werner Herzog. Podría tratarse de cualquier lugar selvático del mundo, pero por la configuración de las montañas podemos llegar a reconocer una muy inusual vista de Machu Picchu, centro ceremonial de los incas que visitábamos en nuestra anterior entrada.

Herzog decide conscientemente rehuir la clásica imagen del yacimiento arqueológico para situar el arranque de su película en un lugar emblemático que a duras penas podemos reconocer. Algo muy apropiado teniendo en cuenta que el protagonista de la película es Lope de Aguirre, soldado español que se rebeló contra Felipe II y se adentró en la selva amazónica en busca de el legendario El Dorado. Y algo que, además, dice bastante de este interesante director de cine alemán, nuestra parada de hoy y al mismo tiempo nuestro hilo conductor hasta la siguiente estación.

Werner Herzog y “La Cueva de los sueños olvidados”

La cueva de los sueños olvidadosWerner Herzog (1942) es un cineasta, fundador del llamado Nuevo Cine Alemán, de marcada personalidad. Aunque cuenta con películas de ficción, es más conocido por su trabajo como documentalista. De todas formas, podríamos decir que en su caso ambos géneros se funden y confunden. La mayoría de los protagonistas de sus películas son antihéroes, seres oscuros, atormentados, de personalidades encontradas, como es el caso de Lope de Aguirre. Pero, en realidad, la película que más le interesa a Aspasia poco tiene que ver con este perfil: “La cueva de los sueños olvidados” es un documental que Herzog filmó en 2012 y que tiene como protagonista a la Cueva de Chauvet.

Da la sensación de que a estas alturas todos los grandes vestigios arqueológicos y los tesoros del subsuelo ya deberían estar descubiertos. Pocos lugares del mundo pueden considerarse tan remotos como para no haber sido lo suficientemente explorados. Todavía incluso sorprende más cuando podemos encontrar hallazgos tan impresionantes como éste en pleno corazón de Francia. Y así ocurrió en el año 1994 cuando Jean-Marie Chauvet y un grupo de espeleólogos localizaron este santuario del arte rupestre.

La Cueva Chauvet está a la altura de los grandes ejemplos de cuevas con arte del Paleolítico Superior. El repertorio de los animales representados es apabullante y tiene algunos elementos, como la repetición de un mismo motivo para generar la sensación de movimiento, realmente sorprendentes. Otro elemento significativo tiene que ver con la cronología de las pinturas, llegando a datarse las más antiguas hace unos 32.000 años y siendo, por tanto, considerablemente más antiguas que los ejemplos más emblemáticos, como Altamira o Lascaux.

Chauvet

Cueva de Chauvet (foto: Ministerio de Cultura de Francia)

En “La cueva de los sueños olvidados” Herzog nos presenta el yacimiento con su mirada personal, como no podría ser de otra manera. Las pinturas cobran vida a través de la iluminación parpadeante y de una percepción de su arte desde lo emocional. Su punto de vista subjetivo cobra especial relevancia en las últimas escenas, cuando presenta unos inquietantes cocodrilos albinos de un cercano parque zoológico, que han mutado por culpa de los efectos de una central térmica: “¿Somos nosotros como cocodrilos asomados al abismo del tiempo cuando observamos las pinturas de la cueva de Chauvet?”. Cocodrilos albinos del calentamiento global, mutantes nucleares que nos alejan más y más de lo que fuimos antaño…

Esta última primavera, se inauguró la réplica de Chauvet, una visita absolutamente recomendable. Sé que las réplicas son imprescindibles para la garantizar la conservación del arte Paleolítico, pero quién pudiera haber entrado a la cueva original y tener la percepción de Herzog…