Ingres, protagonista de nuestra anterior entrada, fue un pintor que prestó gran atención a los temas históricos y mitológicos. Por sus cuadros desfilaron algunas significadas personalidades de la Antigüedad Clásica. Y ya que de Antigüedad Clásica hablamos, Aspasia os propone seguir en la misma época pasando de la exposición del Museo del Prado a la dedicada a uno de los personajes más emblemáticos del pasado: Cleopatra.

Cleopatra
Cleopatra (foto: Wikipedia)

Y es que la reina egipcia es protagonista de otra gran exposición que se puede visitar en estos momentos en Madrid, titulada «Cleopatra y la fascinación de Egipto«, en el Centro de Exposiciones Arte Canal, hasta el 8 de Mayo de 2016.

Aunque todos asociamos a Cleopatra (69-30 a. C.) con Egipto, y de hecho fue reina de este país, pertenecía culturalmente al mundo griego. En el año 332 a. C., el rey macedonio Alejandro Magno entra en Egipto y libera al país del yugo persa. Recibido como un libertador, a pesar de ser también un extranjero, aprovechó su estancia para fundar la ciudad de Alejandría. Cuando Alejandro fallece, en el año 323 a. C., los generales de su ejército se distribuyen los territorios conquistados y el reino de Egipto queda bajo el poder del general Ptolomeo. Ptolomeo dio nombre a la dinastía reinante de lo que fue el Egipto helenístico, una mezcla de elementos culturales egipcios y griegos elevados a la máxima potencia gracias a la prosperidad económica y comercial del reino.

Cleopatra. Hermitage de San Petersburgo
Cleopatra (foto: Wikipedia)

Cleopatra, nuestra protagonista de hoy, fue en realidad Cleopatra VII y la última gobernante del país antes de que éste fuera conquistado por Roma. Su acceso al trono fue realmente complicado y una vez en él, para conseguir la estabilidad de su reinado, no le quedó otro remedio que recurrir a Roma. Cleopatra tenía una personalidad arrolladora y un gran atractivo, no tanto por su belleza física, sino por su encanto personal y cuidadísima educación intelectual, que hacían de ella una mujer realmente seductora, tal y como describe Plutarco. El halo de fascinación en torno a este personaje se inició en vida y ha perdurado hasta nuestros días, siendo su figura continuamente recreada, tanto en la historia del arte como en el cine. Y precisamente de este modo consiguió seducir a las grandes personalidades de la época. Comenzó con Julio César cuya historia de amor también funcionó como una alianza inmejorable y tuvo como fruto a Cesarión. Cleopatra, incluso, viajó con su hijo a Roma en dos ocasiones, instalándose en la villa de César. Pero nunca fue aceptada por el pueblo romano.







Cleopatra, John William Waterhouse
Cleopatra, John William Waterhouse (foto: www.wetcanvas.com)

Aunque la gran relación en la vida de Cleopatra fue la que estableció con el general romano Marco Antonio, a quien conoció tras la muerte de César, cuando éste buscaba aliados políticos y militares en su lucha por ascender al poder en Roma. Marco Antonio volvió a Roma, donde se casó con Octavia, la hermana de Octavio. Esto no le impidió regresar a Egipto tras cuatro años de ausencia, retomar su romance con Cleopatra e incluso esposarla. Su maniobra no contribuyó, desde luego, a mejorar las relaciones, ya tensas de por sí, entre Marco Antonio y Octavio, sucesor político de Julio César.

Las tensiones entre Marco Antonio y Octavio se fueron desarrollando a la par que el romance entre la reina egipcia y el general romano. Todo esto desencadenó en un enfrentamiento en el que las tropas egipcias comandadas por la reina y el ejército a cargo de Marco Antonio se enfrentaron con las tropas de Octavio. En el año 31 a. C., el ejército de Octavio, que poco tiempo después se convertiría en el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto, venció a la alianza de Cleopatra y Marco Antonio en la Batalla de Actium que tuvo lugar en la costa occidental griega. El final de los amantes fue trágico. Marco Antonio se suicidó creyendo muerta a Cleopatra y cuando ésta se enteró de la noticia también acabó con su vida, haciéndose morder por un áspid. Qué habría pasado si hubiera sido al revés y cómo habría sido la evolución de la políticia y la cultura occidental tras la victoria egipcio-romana es una pregunta habitual entre los historiadores.

Lo que es cierto que a partir de entonces Egipto se convirtió en provincia romana, manteniendo la capital en Alejandría y siendo uno de los territorios más fértiles y ricos del Imperio.