Podemos entender el Tapiz de Bayeux como uno de los más antiguos cómics de la historia de la Humanidad, por presentar con todo detalle un acontecimiento histórico, la batalla de Hastings y la conquista de Inglaterra, con las escenas dispuestas concatenadamente como si de una tira cómica se tratara. Y es que desde que la humanidad existe como tal, los seres humanos han buscado distintas formas de narrar historias, de presentar las escenas vivas que las conforman y de otorgar movimiento a los distintos episodios. Y esta reflexión me lleva a presentaros hoy un pequeño ingenio que consiguió fusionar dos imágenes a través del movimiento: el taumatropo.
¿Qué es un taumatropo?
La palabra, que tan rara nos puede sonar, puede traducirse desde el griego como “portento” que “gira” y, de hecho, este ingenio, también se conoce como “Wonderturner” o “Maravilla giratoria“. Fue inventando por John Ayron Paris en 1824 y consiste en un disco de cartón, con dos imágenes diferentes en cada uno de sus lados, pero perfectamente sincronizadas en su posición en el disco, que, a base de girarlas rápidamente, acaban por superponerse. Pero describir un efecto óptico a través de la palabra no es nada fácil así que lo mejor para entender el funcionamiento del taumatropo es verlo en imágenes:
John Ayrton Paris basó su creación en el concepto de persistencia retiniana y, de hecho, el objetivo del invento fue puramente científico, ya que lo presentó en el Real Colegio de Físicos de Londres para demostrar el funcionamiento de este fenómeno. La persistencia retiniana o persistencia de la visión explica que una imagen permanece en nuestra retina una décima de segundo antes de desaparecer. De ahí, que haciendo superponer rápidamente las imágenes de las dos caras de un taumatropo, nuestro ojo, o más bien nuestro cerebro, acabe por percibir una única imagen compuesta por la superposición de los dos dibujos originales. El taumatropo que Paris presentó antes sus colegas presentaba un papagayo en un lado y una jaula vacía en el otro. A través del movimiento, se acababa viendo al papagayo dentro de la jaula. De todas formas, a pesar de su nacimiento como “objeto científico” acabó convirtiéndose en un juego muy popular en la Inglaterra victoriana.
¿Fascinante, no? Pero si queréis conocer otro dato todavía más asombroso sobre el origen del taumatropo, os recomiendo que estéis atentos al post de la próxima semana.
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