La Sirenita de Andersen nos ha traído hasta Copenhague y en esta ciudad nos quedamos para presentar a una mujer fascinante: Gerda Wegener. Es muy posible que este nombre no os diga nada, pero si os explico que es la protagonista femenina de la película «La chica danesa» probablemente os deis cuenta de que la conocéis.
La chica danesa
La película «La chica danesa» es una producción de 2015 dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Eddie Redmayne y Alicia Vikander, cuya actuación fue elogiada por crítica y público. De hecho, ambos actores estuvieron nominados al oscar y Vikander se alzó con la estatuilla, como mejor actriz secundaria. La cinta está basada en una novela, cuyo autor, David Ebershoff, relata la historia real del que se considera el primer transexual de la historia: el pintor danés Einar Wegener, rebautizado por él mismo como Lili Elbe. Maravillosamente ambientada en el Copenhague y el París de comienzos del s. XX, la cinta ofrece un interesante relato sobre la vida del matrimonio Wegener, su arte y su dura batalla en torno al cambio de sexo de Lili.
La historia de Wegener-Elbe, que luchó valientemente por conseguir el género que realmente le correspondía en una sociedad no preparada para algo así, es apasionante. Pero quien verdaderamente llamó mi atención al ver la exquisita película fue su esposa, la también pintora Gerda Wegener, Gottlieb de soltera (1885-1940). Su respeto hacia la decisión de su marido y su incondicional apoyo hasta su muerte, provocada por la última de las cirugías, la hace un personaje digno de admiración. Pero hay que tener cuidado de que este aspecto no eclipse su talento como artista.
Gerda conoció a su marido en la Academia de Bellas Artes, casándose en 1904. Einar adquirió cierta reputación como paisajista, mientras que Gerda, como tantas veces ha ocurrido en la historia del arte, quedó a la sombra de su marido, a pesar del interés de sus lienzos, principalmente retratos femeninos, de formas contundentes que podríamos encuadrar dentro del Art Déco. Fue precisamente posando para su esposa, un día en que falló la modelo, que la condición de mujer se despertó en Einar. A partir de ese día posó en innumerables ocasiones para los cuadros de Gerda, siendo protagonista habitual en sus obras.
Sin embargo, cuando el matrimonio se trasladó a París, Gerda alcanzó un gran éxito, no sólo como pintora sino también como ilustradora de revistas tan prestigiosas como Vogue o La Vie Parisienne. En estos magazines se dedicó a la ilustración de moda, con unas estilizadas figuras femeninas muy propias de los años 20.
También ilustró libros, como los cuentos de La Fontaine o «El libro de los vikingos» de Charles Guyot. Otra de sus facetas fue la de ilustradora de escenas eróticas, las más famosas de las cuales se corresponden con el libro del poeta Louis Perceau que incluía un conjunto de doce acuarelas de contenido sexual, muchas de ellas de carácter lésbico.
Podéis encontrar en Internet numerosos artículos sobre Gerda, pero ¿qué ocurre? La inmensa mayoría hacen referencia a su relación con Einar y a su papel en el cambio de sexo de su marido, quedando relegada su faceta como artista que reivindicamos aquí.
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