Tras haber recalado en Pompeya, a raíz de las reflexiones sobre el sexo en la Antigua Roma, vamos a dar una vuelta por el que tal vez sea el yacimiento arqueológico de época romana más importante del mundo.
La erupción de Vesubio
Cuentan Suetonio, Dión Casio y Plinio el Viejo, entre otros, la terrible erupción del Vesubio que en el año 79 d. C. cubrió con su lava y sus cenizas las ciudades situadas a su alrededor. Pompeya, sepultada por lapilli, y Herculano, arrollada por una colada de lava, son las más conocidas, pero no las únicas. A ellas se suman Stabia, Oplontis y pequeñas casas de campo como Boscoreale. Las ciudades restantes, como Nocera, se quedaron con las ciudades ocultas, que nunca más fueron habitadas. Siempre hemos pensado que quedaron selladas, inmutables e intocables, hasta que fueron redescubiertas -Pompeya, en 1748-. Pero en realidad, los propios romanos, conocedores de la ciudad, arrasaron por completo la zona pública de Pompeya, para recuperar estatuas, mármoles, altares y todo aquello que mereciera la pena. El mismo templo Capitolino, situado en la cota más alta del foro, debió de asomar por encima de las cenizas. Creemos erróneamente que el foro de Pompeya es el mejor conservado del mundo. En realidad de él conocemos lo que sus vecinos no quisieron llevarse. En Herculano se han localizado galerías del s. XVI excavas en la lava a la búsqueda del tesoro perdido…
Otro error tradicional es el que se refiere a la fecha de la tragedia, habitualmente situada el 24 de agosto. Algún autor citaba el 24 de octubre de ese mismo año y es esta fecha la que hoy en día comienza a aceptarse después de haber descubierto una moneda acuñada en la misma Pompeya en septiembre. También han aparecido higos que hablan de una época postveraniega.
La religión en Pompeya y el Templo de la Fortuna Augusta
La religión impregnaba la vida en época romana. Los dioses estaban presentes en todos los actos cotidianos, protegían los cruces de caminos y se repartían los barrios de la ciudad. Y había varios templos distribuidos en distintos espacios urbanos, uno de ellos, en las proximidades del Foro, dedicado a la Fortuna Augusta.
El Templo de la Fortuna Augusta, diosa de la buena suerte y protectora de la ciudad y el gobierno, está situado en la confluencia de la Vía de Mercurio y la Vía de la Fortuna. Fue construido por un particular, Marco Tulio, perteneciente a la aristocracia pompeyana. Cedió su propia vivienda para erigir el templo, que incluía un edículo en la cella con un epígrafe que testimoniaba su evergetismo. A ambos lados, cuatro nichos acogían las estatuas de Marco Tulio y, probablemente, Augusto y las esposas de ambos. El templo se convirtió en un culto público en el año 3 d. C. y seguramente en ese momento se le añadió una escalinata de acceso y un altar, ya en la vía pública.
La antigua casa de Marco Tulio se convirtió en vivienda de los cuatro ministros, sacerdotes encargados del culto, elegidos y mantenidos por el gobierno local. Tanto el templo como la vivienda sacerdotal constituyen un complejo arqueológico en el que la religión pompeyana queda de manifiesto.
[…] el título indica, a la erupción del Vesubio que tuvo lugar en el año 79 d. C. y que sepultó la ciudad romana de Pompeya y otros asentamientos de los alrededores. Es precisamente la erupción del volcán la que da al […]