No, no es que me haya dado por convertir este blog cultural en una iniciativa gastronómica. Pero lo cierto es que la manzana es una fruta que, curiosamente, ha tenido un especial protagonismo en la historia y en la configuración de ciertos mitos. Así que, vamos a repasar algunos de ellos. Y si os apetece hacerlo manzana en mano, mejor todavía.

La fruta prohibida

Creo que la primera referencia que nos vendrá a la mente a todos es la bíblica: estamos en el paraíso, donde Adán y Eva son dueños y señores de ese maravilloso lugar creado en el Génesis. Pero no hay paz que dure cien años y algo irrumpe en este equilibrado universo para desmantelarlo: la tentación. Todos conocemos el relato: la serpiente se le aparece a Eva y cuestiona por qué Dios les ha permitido comer cualquier fruto del jardín, salvo los del árbol que está en medio, el árbol de la ciencia, el árbol del conocimiento. Eva le contesta que si infringen la norma serán castigados con la muerte, pero la serpiente le contesta que, en realidad, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal. Eva, caracterizada como buena mujer por la curiosidad, la ambición y la desobediencia -respondiendo a los arquetipos misóginos de la mayoría de los relatos antiguos- come la fruta y convence a Adán de que también lo haga. El resultado: la expulsión del paraíso.

La expulsión del Jardín del Edén (Capilla Sixtina), Miguel Angel, 1508-1512 (imagen: Wikimedia Commons)

Curiosamente, en el relato bíblico no se especifica de qué fruta se trata y, ni mucho menos, se menciona la manzana. Teniendo en cuenta que el relato tiene su origen en Mesopotamia, hay muchos árboles que se me antojan más apropiados a ese clima que un manzano. ¿Por qué entonces es esta la fruta que se ha incorporado a nuestra tradición cultural, como símbolo de la tentación y del pecado? Tuvo que ver con una de las traducciones que se llevaron a cabo del texto original, concretamente la de Biblia Vulgata, que Jerónimo de Estridón realizó en el s. IV d. C. Este historiador bautizó a la fruta anónima como «malum», manzana en latín, para realizar un juego de palabras entre el adjetivo «malo» y la fruta «malum» o manzana, como bien explican en el blog «La Piedra de Sísifo«.

La manzana en la mitología clásica

Mucho más de mi gusto es el mito del Juicio de Paris, tan importante en la mitología clásica porque fue el acontecimiento que precipitó el inicio de la Guerra de Troya. En este caso, la manzana también jugó un papel poco halagüeño, hasta el punto de que, a partir de este episodio, se popularizó la expresión «la manzana de la discordia». ¿De qué manzana se trataba? De una de oro, en la que aparecía inscrita la frase «para la más bella», que la diosa Eris lanzó a los comensales invitados a la boda de Tetis y Peleo. Estos se habían olvidado de invitar a la diosa de la discordia y, enfadadísima, decidió aguarles la fiesta lanzando esta manzana de oro. Inmediatamente comenzó la disputa para decidir quién de las asistentes era merecedora de semejante premio. El juez fue Paris -de ahí el nombre del juicio- que decidió entregar la manzana a Afrodita, la diosa del amor y la belleza. Esta decidió concederle el amor de Helena y, a partir de ahí, se armó la de Troya. Pero esa es otra historia…

El Juicio de Paris, taller de Sandro Boticelli, 1483-1485 (imagen: Wikimedia Commons)

Nuestro relato sobre la historia simbólica de esta fruta no ha hecho más que empezar. Dentro de quince días, seguiremos hablando de ella…