Todos identificamos a la primera a Indiana Jones, con su característico sombrero y cazadora de cuero. Pero, ¿sabíais que, en realidad, el arqueólogo más famoso de la historia está basado en otro personaje, el seductor Harry de “El secreto de los Incas”?

El secreto de los Incas

La película “El secreto de los Incas” fue dirigida por Jerry Hopper en 1954, al más puro estilo del cine de aventuras de Hollywood. El protagonista, Harry Steele, interpretado por Charlton Heston, es un estadounidese asentado en Perú que vive de ofrecer visitas guiadas en Cuzco y, sobre todo, de seducir a americanas ansiosas de añadir una nota romántica a su viaje por Perú.

Harry aspira a una vida mejor y el camino para conseguirla es encontrar el famoso disco del Sol inca, una placa de oro recubierta de diamantes y piedras preciosas, de valor incalculable. La búsqueda de este tesoro arqueológico le llevará hasta Machu Picchu, donde una misión está realizando excavaciones arqueológicas.

Cuando el responsable de la excavación, el doctor Stanley Moorehead -cuyo nombre le permite bromear a Harry, cuando al conocerle, le dice “el doctor Livingstone, supongo”- descubre la tumba de Manco Cápac, el legendario fundador del Imperio Inca, queda decepcionado al comprobar que el famoso Sol Inca está tallado en piedra en vez de elaborado en oro. No cuentan con la inteligencia de Harry que, gracias a un fragmento de una maqueta inca y a una pieza de oro, encontrará la pista para descubrir el famoso disco, escondido en el interior de la tumba.

Una inspiración para Indy

La escena en la que Harry da con el escondrijo secreto de la pieza de oro inevitablemente nos recuerda al momento en el que Indy, en “En busca del Arca Perdida“, consigue localizar la ubicación del Arca jugando con los rayos solares sobre la maqueta de la ciudad egipcia de Tanis. No es casualidad. Steven Spielberg se inspiró directamente en “El secreto de los Incas” y su protagonista para definir el personaje de Indiana Jones que, a su vez, tiene reminiscencias de Hiram Bingham, el explorador que en 1911 descubrió Machu Picchu. Aparte de las cuestiones obvias del vestuario de los dos personajes, os comparto las dos escenas a las que hago referencia, por si os quedaba alguna duda:

 

Ay, se me pone la piel de gallina con esta escena de Indi, pero toca seguir adelante y presentaros ahora la que fue su inspiración:

No son los únicos aspectos interesantes de “El secreto de los Incas”. Es cierto que la película suele considerarse de serie B, que cuenta con los típicos villanos y héroes del cine de la época, que la trama es previsible y, que por supuesto, incluye a la chica de la que se enamorarán tanto el pillo de Harry como el noble arqueólogo (por cierto, ¿sospecháis con cuál de los dos se quedará al final de la película?).

Pero ofrece algunos atractivos ineludibles: la cinta se rodó en los escenarios originales de Cuzco y Machu Picchu y siempre es agradable ver el yacimiento antes de que las hordas de turistas lo coparan día tras día. Además, mucho antes de que Mel Gibson presumiera de rodar “Apocalypto” en lengua maya, “El secreto de los Incas” incluía diálogos rodados en quechua y gran cantidad de extras de la zona, que exhiben el extraordinario colorido y la enorme riqueza de sus vestimentas.

Por si todo esto fuera poco, la película dio a conocer a Yma Sumac, una cantante peruana, cuyo nombre auténtico era Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo, que encandiló al mundo de los años cincuenta con su extraordinaria voz de soprano, con un registro vocal pocas veces conocido, de hasta cinco octavas. En la película aparece como la ayudante peruana del arqueólogo y la que, además, culminará la escena final (¡atención, spoiler!) en la que Harry Steele se redimirá y entregará el disco de oro a los herederos del Imperio Inca para que lo puedan devolver a su lugar original: el Templo del Sol. Algo que bien le correspondía a Yma Sumac, que decía ser descendiente del mismísimo inca Atahualpa.