Retomamos el último post sobre la muerte y el mundo funerario en la mitología griega, para presentar la historia de varios personajes que, eludiendo la estricta prohibición de que un personaje vivo pudiera acceder al Hades, consiguieron entrar en el mundo de ultratumba. Este descenso a los infiernos recibió el nombre de katábasis. Fue el caso de Odiseo, más conocido como Ulises, que, durante su larga peregrinación para volver a su hogar, la isla de Ítaca, tras su intervención en la larga Guerra de Troya, consiguió entrar en los infiernos.

Odiseo en el Hades

Odiseo en el Hades. Ilustración de John Flaxman (1755-1826). (Imagen: Alamy)

Odiseo en el Hades

El objetivo era consultar al adivino Tiresias para que le predijera los peligros que todavía debía enfrentar hasta regresar a casa, pero allí se encontró con muchos de sus compañeros fallecidos en la famosa contienda, como el rey Agamenón, el guerrero Ayax o el joven Patroclo. El valiente Aquiles también se le apareció, expresando a Odiseo su deseo de regresar a la vida, en cualquier condición, incluso como un hombre pobre. Cualquier destino era mejor que permanecer en el mundo de las sombras.

También Odiseo se encontró con su madre fallecida, Anticlea, a la que el héroe había dejado con vida al partir a la guerra, por lo que rompió en sollozos al verla en el Hades. Fue Anticlea quien le explicó a Odiseo cómo era el mundo del Hades: los tendones ya no unen la carne y los huesos, y sus habitantes son espectros a los que no se puede abrazar.

Heracles y el can Cerbero
Heracles con el can Cerbero (foto: Wikimedia Commons)

El caso de Heracles

Menos dramática es la historia de Heracles. El musculoso personaje -Hércules para los romanos- también acudió al Hades donde consiguió capturar al temible Cerbero, como parte de sus Doce Trabajos, tras recibir el beneplácito de Hades. La única condición que le impuso, y que Heracles pudo cumplir sin pestañear, fue la de atrapar al monstruoso perro con sus manos desnudas.

El desgraciado amor de Orfeo y Eurídice

Sin embargo, la más bella historia de personajes que consiguieron entrar en el Hades fue la de Orfeo. Este joven era famoso por su talento artístico. Cuando comenzaba a cantar, acompañado de su lira, hasta los animales quedaban embelesados. Orfeo se enamoró de la bella Eurídice, pero una serpiente venenosa mordió a la joven, causando su muerte. Tal era el amor de Orfeo que no aceptó la desaparición de su amada, por lo que decidió penetrar en el Hades para intentar rescatarla. Consiguió apaciguar la furia de Cerbero con su melodía y de esa manera presentarse ante los reyes del inframundo, Hades y su esposa Perséfone.

Los dioses se apiadaron de Orfeo y decidieron permitirle llevarse consigo a Eurídice, para de esa manera devolverle la vida. La única condición fue que Orfeo tenía que iniciar el camino de vuelta y no podía girarse ni una sola vez para comprobar que Eurídice le seguía. Orfeo aceptó las condiciones que no le resultaron fáciles, ya que por el camino de vuelta oía los lamentos de las almas perdidas y temía que éstas impidieran el paso a su amada.

Aun así, el músico consiguió recorrer todo el camino de vuelta y cuando ya se encontraba en el exterior del Hades se giró impaciente para comprobar que Eurídice también había regresado sana y salva. Sin embargo, la joven todavía conservaba un pie en el interior del mundo de ultratumba por lo que en aquel momento se desvaneció regresando al mundo de los muertos. Orfeo la perdió para siempre.

Orfeo y Eurídice, Corot
Orfeo guiando a Eurídice desde el Hades, Camille Corot (1796-1875) (imagen: Wikimedia Commons)

Hemos visto que fueron Hades y Perséfone los que recibieron a Orfeo. Pero, ¿quién era esta mujer? Un día que Hades había salido al exterior desde su reino de oscuridad, quedó prendado por la belleza de una joven que recogía flores en un campo. Era Perséfone, hija de la diosa Deméter y, por tanto, sobrina del dios del Averno. Esto no fue impedimento para que Hades decidiera hacerse con la joven y la raptó para llevársela consigo al mundo subterráneo en el que reinaba. A partir de ese momento, la diosa Deméter se dedicó a vagar por la superficie intentando averiguar el paradero de su hija.

Cuando se enteró que había sido raptada por Hades, se presentó ante su hermano para exigirle el retorno de Perséfone. Finalmente, llegaron a un pacto: parte del año Perséfone se quedaría bajo tierra, junto a su esposo, y el resto del año volvería a la superficie para reencontrarse con su madre. El regreso de la joven a la tierra pasó, a partir de esta leyenda, a representar la llegada de la primavera y con ella el florecimiento de la vida tras el invierno.

Bibliografía

  • HERNÁNDEZ DE LA FUENTE, David (2020): “El viaje de las almas al Más Allá: el infierno de los griegos” en National Geographic Historia.
  • HOMERO (2020): Odisea. Blackie Books.