“Mercurio, dios de los volubles, a quien está consagrada la ciudad, cumplió este ambiguo milagro”. Con esta frase terminaba el relato de la última entrada del blog, una de las ciudades invisibles del libro de Calvino. El carácter voluble que se asocia con este dios, como ocurre en el relato de Calvino, tiene que ver con sus rápidos desplazamientos como mensajero de los dioses del Olimpo. ¿No va tocando un poco de mitología?
Hermes, Mercurio para los romanos, es uno de los Doce Dioses del Olimpo en la mitología antigua y protagonista -aunque casi siempre como actor secundario- de muchos mitos y leyendas.
Un dios de altos vuelos
Mercurio era hijo de Júpiter (Zeus para los griegos), dios supremo del panteón clásico, y de la pléyade Maya. En la iconografía podemos identificarle por el uso de un sombrero de ala ancha, conocido como petasos, que era habitualmente utilizado por los viajeros y caminantes a los que el dios protegía. Pero por encima del característico sombrero, es una divinidad fácilmente reconocible por sus sandalias aladas (a veces las alas aparecen en su tocado) y el uso del caduceo, una vara rodeada por una serpiente, que le entregó el dios Apolo.
La iconografía de los dioses antiguos es fundamental para identificarles, tanto en la escultura, como en la cerámica, los frescos o los mosaicos. Cada uno de ellos suele portar algún objeto de importancia simbólica (el rayo, en el caso de Zeus-Júpiter, por citar uno de los ejemplos más emblemáticos) y está asociado con algún animal. En el caso de Hermes-Mercurio es la tortuga. Con un caparazón de tortuga, nuestro protagonista de hoy inventó el instrumento musical de la lira, momento a partir del cual quedó asociado con este animal.
Los objetos, plantas o animales con los que los distintos dioses grecolatinos se asocian siempre suelen estar relacionados con alguna de sus peripecias constituyendo las pistas que hoy en día nos ayudan a su identificación, pero narrando, al mismo tiempo, pequeños mitos y leyendas relacionados con la historia de la correspondiente deidad.
Mercurio también tenía otras funciones: protector de los comerciantes, de los oradores, de los pastores; y de los ladrones, algo que resulta curioso desde la perspectiva actual. Como dios del comercio, también se le considera el inventor de los pesos y medidas. Y como protector de los viajeros, acompañaba a los seres humanos en el último de sus viajes. A este dios que les guiaba hasta la puerta de los Infiernos, se le conocía con el nombre de Hermes Psicopompo, el “transportador de almas”, al que vemos representado en los bellísimos lécitos griegos, recipientes cerámicos utilizados para las ofrendas funerarias y con un claro simbolismo mortuorio.
Pero en la mayoría de las ocasiones el significado de Mercurio era mucho más festivo. Participa en mitos tan interesantes como los de Io o Perseo, en su búsqueda y captura de Medusa.
Aunque uno de sus papeles estelares lo ejecutó con su pequeña intervención en el Juicio de Paris. A él le encargó Júpiter que acudiera a buscar al pastor Paris -príncipe, en realidad, de la ciudad de Troya- para que acometiera la difícil tarea de elegir a la más bella entre las diosas Juno, Minerva y Venus (o si preferimos la nomenclatura griega, Hera, Atenea y Afrodita). Pero el Juicio de Paris se merece una explicación detallada, así que ya tenemos tema para un futuro post.
En fin, propongo a Hermes-Mercurio como dios protector de este blog y de todos aquellos que tengan los viajes como su guía de ruta…
[…] es Perseo, que aparece en el centro de la escena, portando las sandalias aladas del dios Hermes (o Mercurio, ya que estamos en época romana), que aparece a la derecha del héroe, bien […]